PRINCIPIO

Heb. 7225 reshith, רֵאשִׁית; gr. 746 arkhé, ἀρχή, de la raíz *arkh-, prim. aquello que es de valor; de ahí que el verbo arkho significara «ser primero», y que arkhon, ἄρχων, significara «príncipe» o «gobernante». Así también surgió la idea de un principio, el origen, la causa activa, ya fuera persona o cosa, p.ej., Col. 1:18.
La Escritura se abre con la expresión «en el principio» (bereshith, בְּרֵאשִׁית; lit. «a la cabeza»; Sept. en arkhê, ἐν ἀρχῇ; Gn. 1:1). Aparte del significado propio de este término en relación con el tiempo, se trata de una expresión idiomática heb. para indicar la > «eternidad». En este sentido se emplea en el Génesis y en el prólogo del Evangelio de Juan 1:1. Para los escritores del NT, Jesucristo es el Principio por antonomasia, gr. arkhé, ἀρχή (Col. 1:18; Ap. 1:8; 3:14), causa y origen de cuanto existe. Los filósofos griegos habían expresado la Causa Primera de todas las cosas con la misma palabra, a lo que hace referencia Josefo al afirmar que Dios es el principio de todas las cosas (Contra Apión 2, 23).
Así, pues, reshith, רֵאשִׁית; gr. arkhé, ἀρχή, hace referencia a un principio absoluto, la creación. En su sentido común, denota un punto de comienzo en el pasado, el inicio de un evento concreto, como la inauguración del año litúrgico judío (Ex. 12:2) o el comienzo del cristianismo con la aparición pública de Cristo (Jn. 15:27; 16:4; Heb. 2:3; 1 Jn. 1:1; 3:11; 2 Jn. 5, 6).
Cuando Jesús responde a la pregunta «¿tú quién eres?» con la sentencia «lo que desde el principio os he dicho» (Jn. 8:25), no remite a sus palabras anteriores inmediatas, sino que amplía el pensamiento de su declaración «Yo soy» (v. 24), mostrando que es el único y verdadero salvador, el depositario de la revelación divina. Algunos comentaristas traducen así: «Desde el principio (yo soy): es precisamente lo que estoy diciendo». Véase CREACIÓN, ETERNIDAD, LOGOS, TIEMPO.