NETINEOS

Heb. Nethinim, נְתִינִים = «dados, apartados», nombre reservado en los libros postexílicos a los siervos hereditarios del Templo asignados a los levitas para los servicios más humildes (Esd. 8:20). Anteriormente, dicho trabajo había sido realizado por madianitas (Nm. 3:47) y gabaonitas (Jos. 9). Después del cautiverio, un número bastante grande de netineos regresó con Esdras (Esd. 2:55–58) y con Nehemías (Neh. 7:57–60).
Parecen haber sido extranjeros nacionalizados, no judíos de origen (1 Cro. 9:2; Esd. 2:59), procedentes de esclavos capturados en tiempos de guerra; ha sido práctica común entre los sirios, fenicios, griegos, romanos y otros pueblos de la antigüedad, dedicar esclavos al servicio de los santuarios. Así hicieron también los árabes en relación con las tareas más pesadas realizadasen la Kaaba de la Meca o el sepulcro del profeta en Medina. El catálogo de nombres extranjeros de quienes regresaron del cautiverio confirma esta teoría (cf. Esd. 2:43–58).
Como el trabajo de los netineos tenía relación con el servicio del templo, y mostraron más disposición que los mismos levitas a retornar a Jerusalén, quedaron exentos de tributo por parte de los sátrapas persas (Esd. 7:24). Libremente hicieron pacto con Dios, juntamente con el resto del pueblo, de guardar la Ley (Neh. 10:28, 29).
La tradición judía es unánime al decir que la institución de los netineos se remonta, en líneas generales, al tiempo de Josué, con el primer grupo formado por gabaonitas, empleados en cortar leña y llevar agua para toda la congregación, en tanto que siervos perpetuos para la casa de Dios (Jos. 9:21–27).
En principio, los levitas fueron dados a Aarón y sus hijos, es decir, a la clase sacerdotal, para realizar las tareas que después serían exclusivas de los netineos, de modo que puede decirse que los levitas fueron los primeros nethinim, נְתִינִים (Nm. 3:9; 8:19). Las primeras guerras y conquistas, sin embargo, introdujeron en la sociedad israelita un cierto número de esclavos, que fueron empleados en el Tabernáculo en su mayor parte, y no pocos asignados a los sacerdotes (Nm. 31:47–48). De este modo, los levitas se vieron liberados de sus muchos trabajos.
Se sabe poco del tratamiento de estos netineos. Debían circuncidadarse y amoldarse a la religión de sus venecedores (cf. Ex. 12:48), reconociendo la supremacía de Yahvé (cf. Jos. 9:9). La memoria de este pacto solemne a traves de sucesivas generaciones hizo que se viera con horror el derramamiento de sangre gabaonita (2 Sam. 21:9), protegiéndoles de cualquier acto de violencia.
Los netineos eran mantenidos por el tesoro del Templo y los «diezmos segundos», meashar shenim, מֵעֲשַׁר שְׁנִם (Jebamnoth, 86 b; Jerusalem Maaser Shení, 5:15; Jerusalem Sotá, 9:11). Socialmente se encontraban en una posición humilde, por debajo incluso de los llamados mamzer, מַמְזֵר, o bastardos (Mishnah, Horajoth, 3, 8). Solo podían contraer matrimonio entre ellos mismos, y si un judío, varón o hembra, se casaba con uno de ellos, quedaba degradado a su condición social (Mishnah, Kiddushin, 3, 12; 4, 1; Jebamoth, 2, 4), y excluido del privilegio de quedar eximido del servicio militar concedido a los recién casados (Mishnah, Sotá, 8, 3–6).