Mercader

Uno que comercia en géneros o artículos vendibles, oficio importante entre los pueblos antiguos. En la ley hebrea, desde tiempos remotos, existieron normas éticas para el mercader detallista (Lv 19:35–37; Dt 25:13–16; Miq 6:10), aunque el comercio internacional alcanzó mayor desarrollo entre los fenicios, egipcios, ismaelitas y, en la época neotestamentaria, entre los romanos.
Mucho del tráfico comercial entre Asia, Europa y África tenía que pasar por territorio israelita en grandes caravanas. En los días de David y Salomón los hebreos también participaron eficientemente en el comercio internacional (1 R 9 y 10). Después del cautiverio en Babilonia, desarrollaron una gran actividad comercial y financiera, habiendo aprendido de los babilonios los secretos del comercio y la banca. Por ello el mercader llegó a ser una figura muy familiar (Neh 3:32; 13:20; Pr 31:24).
Según el relato bíblico, los mercaderes iban de paraje en paraje, aunque preferían las transacciones comerciales de país a país, y llevaban la mercancía en cuadrillas o caravanas (2 Cr 9:14) o por mar (Is 23:2; Ez 27:27, 28). Se supone que al principio se ocupaban del cambio o permuta de productos alimenticios, telas, objetos ornamentales, enseres de cocina, etc., aunque desde el Génesis se mencionan casos en que interviene alguna moneda (Gn 23:16). Los hermanos de José lo vendieron por veinte piezas de plata a unos mercaderes ismaelitas (→ Madianitas) que traficaban con aromas, bálsamo y mirra (37:25–28).
En sus parábolas Jesús hizo referencia a los mercaderes y negocios relacionados (por ejemplo, la perla de gran precio, Mt 13:45) y en Apocalipsis hay varias referencias despectivas a los mercaderes, sin duda por su avaricia y egoísmo (Ap 18:3, 11, 15, 23).