FIEL, FIDELIDAD

FIEL, FIDELIDAD El tema de la fidelidad pertenece al círculo semántico del pacto. Dios es fiel porque mantiene las promesas del pacto. El hombre es fiel porque vive de acuerdo a las estipulaciones del pacto.

Antiguo Testamento
Varias palabras se usan en el Antiguo Testamento para indicar lo que es fidelidad. Algunas de ellas tienen significados que parecen no relacionarse claramente. Por ejemplo, la palabra hebrea emet en varios textos significa «verdad», y en otros «fidelidad». La palabra hebrea hesed en algunos textos se traduce como «misericordia», pero en otros como «lealtad».
Emet está relacionado al verbo aman que tiene como significado básico «ser o estar firme». Se le traduce como «verdad», «veracidad», «certeza», «fidelidad», «sinceridad», «firmeza». Aparece unas 126 veces; 37 veces en el libro de los Salmos.
Otra palabra, dentro de este círculo semántico es emunah; también es un cognado de aman. En cuanto a significado, está muy relacionada con emet. Se le traduce sobre todo como «fidelidad»; pero también tiene el sentido de «genuinidad», «confiabilidad», «constancia», «honestidad», «a conciencia». Aparece unas 50 veces.
Hesed es otra de las palabras importantes dentro del concepto de «fidelidad»; aparece unas 245 veces (127 veces en el libro de los Salmos. Hasta ahora los biblistas no pueden encontrar una sola palabra o frase para comunicar todo el contenido semántico de esta palabra hebrea. Es más, todavía no se ha podido llegar a un acuerdo común sobre su significado básico. Las versiones más antiguas la traducen sobre todo con la palabra «misericordia». Las de las décadas de los sesenta y setenta como «lealtad». Las más nuevas tienden a ser más eclécticas. De la gama de significados adjudicados a esta palabra hebrea, tenemos: fidelidad, lealtad, favor, amabilidad, bondad, gracia, misericordia, obligación a la comunidad, amor de alianza, solidaridad.
Sobre todo en los salmos, le˒olam, «para siempre», «por la eternidad», acompaña a las palabras que tiene que ver con la fidelidad de Dios (Sal 136 es un buen ejemplo de ello).
Por la vía negativa, hay unas cuantas palabras que expresan el aspecto contrario a la idea de «fidelidad»: swg, «ser desleal» (Sal 78:57; Pr 14:14); bgd, «infiel» (Sal 78:57; Jer 12:1); beliya˒al, «infiel», «malvado» (Sal 101:3); meshubah, «infiel» (Jer 3:12). La palabra sheqer, «falsedad», aparece varias veces en contraste con emunah (Sal 119:29–30; Jer 5:1–2).

Nuevo Testamento
En el griego, las palabras relacionadas al tema pertenecen a la familia del verbo pisteuo, «creer», «ser fiel». La palabra principal es pistós (Mt 25:21; 1 Co 1:9); se traduce como «fiel», «confiable», «confianza». Otras palabras, no tan comunes son: bébaios (Heb 3:14), «firme», «seguro»; jedráios (1 Co 7:37), «firme»; stereós (1 P 5:9), «firme», «sólido»; steréoma (Col 2:5), «firmeza»; sterigmós (2 P 3:17), «firmeza». La palabra con sentido contrario es: ápistos (Mt 17:17), «infiel», «indigno de confianza».

Sentido No Teológico
Fidelidad significa mantenerse dentro del principio establecido, de acuerdo al contexto. Por eso en Ezequiel 43:11 se dice que los constructores del templo deberán «ceñirse» a los planos provistos. En Josué 2:12, Rahab pide una prueba «confiable» de que sería tratada bien en el futuro. En Proverbios 11:18 se promete premio «seguro» al que practica la justicia. En Génesis 24:49 se habla de la bondad en la cual «se puede confiar». En Mateo 24:45 la «fidelidad» se da en sentido de «obediencia» a las órdenes del amo (cf. Lucas 12:42). En 1 Timoteo 5:9 se habla de la fidelidad matrimonial.

Sentido Teológico
Dios
Así como se dice del amor y de la justicia, la «fidelidad» y la «lealtad» de Dios forman parte de su ser; son inherentes a su divinidad. Por eso la poesía hebrea las personifica: «La lealtad y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo.» (Sal 85:10–11, NBE). Por lo anterior se puede afirmar que la «fidelidad» forma parte del mundo conceptual del pacto. Si Dios es el soberano del → PACTO, no hay que dudar de su compromiso y solidaridad permanentes hacia el pueblo del pacto. La seguridad de la inquebrantabilidad de la alianza descansa sobre la certeza de que Dios es fiel. En muchos pasajes se afirma la fidelidad de Dios, porque Él cumple sus promesas (véanse Dt 7:9; Sal 145:13; 146:6). En 1 Corintios 1:9 se habla de la fidelidad de Dios como fundamento y certeza de la firmeza de los cristianos de la iglesia de Corinto. Dios se compromete a mantener firme a su pueblo en el camino de las vicisitudes. Por ello, Dios es descrito como protector, escudo y fortaleza (Dt 32:4; Sal 91:4; 2 Ts 3:3). Y es en este sentido que se entiende la fidelidad de Dios al protegernos en medio de las tentaciones: el Señor no nos permite ser tentados más allá de nuestras propias capacidades (1 Co 10:13). La certeza de la fidelidad de Dios al prometer su protección y presencia se muestra también en el saludo cotidiano (2 S 15:20).

Hombre
Lo afirmado anteriormente, respecto de Dios, incide directamente en este punto: solo unido y comprometido con Dios es que el hombre puede ser fiel, fidedigno, confiable y estar firme. Por ello, un elemento indiscutible de la espiritualidad es la fidelidad y la posibilidad de ser digno de confianza. El hombre es fiel porque obedece la voluntad de Dios (1 S 2:35; Sal 78:8). En el contexto del pacto, la afirmación anterior se vuelve más radical: estar comprometido en un pacto con Dios significa ya no solo un actuar, sino un ser. La Biblia habla de una clase de personas a quienes califica como «los fieles» (Sal 12:1; 18:25; Ef 1:1; Col 1:2; a Jerusalén se le colocará el título de «Ciudad fiel» Is 1:26). Ellos están claramente diferenciados de los «malvados» (Sal 37:28; 97:10). Cuando en el Antiguo Testamento se pinta la infidelidad y apostasía del pueblo, se usa el título denigrante de «prostituta». Ya no se es «fiel», se es «prostituta» (Is 1:21). En la Biblia se habla de la fidelidad en el contexto del cumplimiento de las exigencias vocacionales. A Moisés, David y los zadoquitas, se les llama «siervos fieles», porque cumplieron a cabalidad lo que se les llamó a hacer.
También se pide fidelidad en la práctica de las diversas responsabilidades cristianas; por ejemplo en la oración: «constantes en la oración» (Ro 12:12).

Reflexión Teológica Pastoral
Para recobrar el sentido de fidelidad y confiabilidad, es necesario rescatar el sentido de pertenencia mutua, de solidaridad, de alianza. La velocidad con la que el mundo contemporáneo cambia exige un sentido de firmeza y estabilidad que solo se puede obtener de nuestra relación berítica (de la palabra hebrea berit, que significa pacto) con Dios. Nuestras lealtades y compromisos políticos, culturales, financieros, ideológicos, morales y religiosos, deben subordinarse y, dado el caso, perderse frente la fidelidad exigida por el Señor. Por ello la Biblia coloca el tema de la idolatría en el centro de la discusión de la lealtad. Dios exige lealtad absoluta; no se permiten fidelidades divididas (Dt 6:4–5). Solo «amarrados» en los brazos seguros de Dios es que podemos mantenernos libres de caer en la desesperanza y el cinismo. No hay otra fuerza que pueda sostenernos; si nos soltamos de las manos de Dios, caemos a la muerte. La oración titulada «Las Pisadas» define de manera feliz la fidelidad divina. En esa oración el piadoso dialoga con el Señor y habla del camino de la vida que han recorrido juntos. Al volver la vista descubre los dos pares de huellas que dejaron en el suelo al caminar juntos. Pero con sorpresa, la persona descubre que en los momentos más difíciles de su vida solo hay un par de huellas; y se queja con el Señor: «¿Por qué me dejaste caminar solo cuando más te necesitaba?» Y el Señor le responde: «Ese par de huellas que ves no son tuyas; son las mías cuando te cargué en esos momentos difíciles».