Meguidó

Heb. 4023 Megiddó, מְגִדּוֹ, nombre de significado dudoso; según Gesenio, «lugar de tropas, acuartelamiento»; según otros, «rico en ornamentos», es decir, «noble»; Sept. Mageddó, Μαγεδδώ, Magedó, Μαγεδώ (Jue. 1:27), Magdó, Μαγδώ (1 R. 9:11), Magedón, Μαγεδών (2 Cro. 35:22); también Megiddón, מְגִדּוֹן (Zac. 12:11); Sept. ekkoptómenos, ἐκκοπτόμενος; Vulg. Mageddon.
1. Historia.
2. Arqueología.
I. HISTORIA. Plaza fuerte y ciudad real cananea, situada sobre la ladera norte del Carmelo, al oeste del valle de > Jezreel, llamado también llanura de Meguido, en un cruce de carreteras de gran importancia estratégica militar dentro de la Vía Maris. Dominaba la llanura de Esdraelón y el desfiladero que, a través de los montes, se dirigía a la llanura de Sarón. Según el faraón Tutmosis III, que conquistó la fortaleza hacia 1468 a.C., la toma de esta plaza significó para los intereses egipcios tanto como la de otras mil ciudades juntas. Una referencia a este acontecimiento aparece en una inscripción del corredor del templo de Ammón en Karnak.
Zona fértil, el lugar ha estado ocupado a lo largo de toda la historia de Palestina. Las primeras evidencias de ocupación humana datan del sexto milenio a.C. Para comienzos del tercer milenio ya era un asentamiento urbano fortificado, con un templo rectangular y un altar frente a su entrada. Durante los siguientes 2000 años, se construyeron una serie de templos cananeos, uno encima del otro, en el lugar de este antiguo santuario. Hacia mediados del segundo milenio fue construida en el muro norte de la ciudad una nueva puerta de dimensiones enormes, hecha de grandes piedras sobre bases de basalto labrado. Cerca de ella, en el muro oriental, se encontraba el palacio real, grande y lujoso, cuyas habitaciones estaban construidas en torno a un patio. Joyas de oro y marfil encontradas en el palacio demuestran la riqueza de los reyes de Meguido y sus relaciones políticas y comerciales con los países y las culturas vecinas.
Cuando Josué entró en el país, Meguido estaba gobernada por un rey cananeo que fue derrotado por el caudillo hebreo (Jos. 12:21). Con todo, a los israelitas les fue imposible tomar la fortaleza. Rodeada por territorio de la tribu de Isacar, fue sin embargo asignada a la tribu de Manasés (Jos. 18:11). Los manasitas fueron incapaces de ocuparla (Jue. 1:27), quedando el área bajo el control cananeo.
Dotada de impresionantes murallas de piedra con un espesor original de 4 m. (cf. Dt. 1:28), había cerca de ella un curso de agua (Jue. 5:19), que pasaba no lejos de > Betseán y de > Taanac (Jue. 1:27; 1 R. 4:12). En el tiempo de los jueces, las fuerzas de Israel, a las órdenes de Débora, lucharon contra los cananeos en Taanac, junto a las aguas de Meguido (Jue. 5:19). Algunos críticos consideran que la ciudad no estaba habitada en aquellos días. Parece que las ciudades de Meguido y Taanac alternaron en importancia, con poblaciones más numerosas en una y otra en el transcurso del tiempo.
La ciudad fue conquistada finalmente por el rey David, quien la fijó como un importante centro regional de su reino. Salomón (971–931 a.C.) hizo de ella la capital de uno de sus distritos fiscales y mejoró su defensa con un muro alrededor de 3,66 m. de ancho, juntamente con un magnífico pórtico compuesto de cuatro haces de pilastras y cuatro entradas (1 R. 9:15–19; 10:26). Debido a los dos palacios igualmente construidos, Meguido constituye el ejemplo más temprano del estilo «real» de la arquitectura israelita.
Fue destruida en la campaña militar del faraón > Sisac c. del año 920 a.C., y restaurada durante el reinado de Acab (874–853 a.C.), quien la convirtió en la «ciudad de los carros». Construyó un complejo de establos, cada uno de ellos subdividido en tres salas largas y paralelas: dos salas exteriores de pesebres, y un corredor central. En el medio de un gran patio, rodeado por una pared de piedra, había un estanque para beber. Se estima que los establos de Meguido tenían capacidad para unos 450 caballos; los edificios adyacentes indudablemente alojaban decenas de > carros de batalla. Para asegurar el abastecimiento del agua a la ciudad en tiempos de asedio, se labró en la roca un sistema de aguas subterráneo en la parte occidental de la ciudad, que permitia llegar al manantial ubicado a los pies de la montaña por fuera de los muros sin ser visto por el enemigo. Este proyecto requirió un considerable ingenio y trabajo. El sistema de agua consiste en un túnel cuadrado de 25 m. de profundidad y 80 m. de largo. Con el fin de ocultar la fuente de agua al enemigo y proteger a los ciudadanos, se construyó un muro particularmente grueso, camuflado por una cobertura de tierra, a la entrada de la cueva de la cual surge la fuente, bloqueando el acceso desde fuera.
En Meguido murió Ocozías de Judá, a causa de las heridas de guerra recibidas en la batalla contra Jehú (2 R. 9:27). El rey Josías fue muerto en la llanura vecina, durante la batalla entablada entre él y el faraón > Necao (609 a.C., 2 R. 23:29; 2 Cro. 35:22). Por él hicieron gran clamor y duelo sus súbditos (2 Cro. 35:25; Zac. 12:11). La ciudad aparentemente fue conquistada y destruida en el año 732 a.C. durante la campaña de Tiglar Pileser III, rey de Asiria, contra el reino de Israel (2 R. 15:29).
II. ARQUEOLOGÍA. Meguido se ha identificado con Tell el-Mutesellim («el monte del Gobernante»), un impresionante montículo de 23 m. de altura, explorado desde 1903, al principio por alemanes bajo la dirección de Gottlieb Schumacher, y después especialmente por el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago (entre 1925 y 1939); las excavaciones en este lugar son de las que más resultados han dado de toda Palestina.
Durante tres años, los alemanes cavaron una trinchera desde la cima del montículo, que permitió establecer siete niveles de ocupación. El quinto nivel correspondía al período israelita. En las excavaciones se descubrieron cerámicas, cuchillos de bronce y escarabajos sagrados chapados en oro que se dataron como anteriores al 2000 a.C. Entre los objetos del período israelita, localizado entre los restos de un palacio apareció un sello que representaba un león con la inscripción: «Perteneciente a Sema, el siervo de Jeroboam», sin duda Jeroboam II, rey de Israel, 782–743 a.C. El trabajo de Schumacher puso de manifiesto la importancia del promontorio. No obstante, la evaluación de los resultados no fue todo lo satisfactoria que podía haber resultado, a causa del conocimiento limitado que había entonces sobre la cerámica.
En 1925 el Instituto Oriental de Chicago envió una expedición para excavar en el promontorio, dirigida por J.H. Breasted. Las excavaciones siguieron luego dirigidas por C.S. Fisher (1925–1927), P.L.O. Guy (1927–1935) y G. Loud (1935–1939). El objetivo era remover el promontorio totalmente, de nivel a nivel. Estos equipos consiguieron la identificación de veinte niveles diferentes de ocupación. El más antiguo se sitúa a principios del cuarto milenio a.C. Los cuatro niveles superiores fueron totalmente removidos. Este trabajo fue suspendido a causa del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y la excavación de los niveles anteriores a la Edad del Hierro no fueron completados.
En 1958 la Comisión para Mejoramiento y Preservación de las Antigüedades del gobierno de Israel reanudó el trabajo y Yigael Yadín dirigió las excavaciones y trabajos hasta 1960.
Se puso de manifiesto que el proceso de fortificación llevado a cabo por Salomón era tan importante, que si alguien hubiera podido por la fuerza atravesar la puerta de la fortaleza, se habría encontrado con un recinto de pequeñas dimensiones encerrado entre grandes murallas y ante una puerta notoriamente sólida que daba acceso a la ciudad, resultando todo ello un obstáculo casi insuperable que no permitía maniobrar a un ejército. La puerta interior, mucho más sólida que la exterior, daba acceso a cuartos para guardias a ambos lados. La descripción de la puerta y sus dependencias es semejante a la que Ezequiel hace en su profecía (Ez. 40:6–10). No cabe duda de que la puerta de Meguido fue diseñada con el mismo modelo arquitectónico que Salomón empleó para la puerta oriental del Templo. Los restos excavados de la época salomónica ofrecen murallas de fortificaciones con amplias plataformas.
De la misma manera aparecieron murallas y el palacio de los reyes cananeos, en donde se halló una colección de 282 figuras de marfil labradas que datan del s. XII o XIII a.C. También se encontraron platos, cucharas, cosméticos y marfiles labrados en forma de jeroglíficos egipcios, así como una placa representativa de una victoria real y que da una visión de la vida social en el palacio. El gobernador aparece sentado sobre el trono bebiendo en una taza. Tras él dos sirvientes, un jarrón y un ave. Frente al rey aparece un servidor en pie y una mujer tocando un instrumento de música. Tras ella vemos una procesión encabezada por un soldado armado con escudo y lanza. Siguen dos prisioneros con las manos atadas a la espalda, atados a un carro tirado por dos caballos.
En el carro se halla un hombre vestido con uniforme militar de alto rango, que bien pudiera ser un general, con una apariencia semejante a la del rey que estaba sentado en el trono. Es muy posible que se trate del mismo personaje, como una historia en dos partes, en la que el rey regresa victorioso de alguna operación militar y luego se sienta en el trono para festejar la victoria. La placa es importante porque revela los conceptos sociales y el lujo de las cortes cananeas.
En la parte occidental del promontorio aparecieron restos de un sistema de trasvase de agua que data probablemente del s. XII a.C. Los constructores excavaron un receptáculo a unos 36 m. de profundidad. Desde el fondo perforaron otro túnel a través de 90 m. hasta un manantial de fuera de la ciudad. De esta manera el abastecimiento de agua podía continuar ininterrumpidamente, incluso en estado de sitio. El manantial estaba escondido por una muralla artificial de rocas cubiertas de tierra, de modo que fuese muy difícil localizarlo por quienes no estuviesen familiarizados con él.
Llaman la atención también los establos para los caballos de Acab, de quien se sabe que tenía una fuerza de dos mil carros en su batalla contra Salmanasar III. Frente a ellos había un patio cerrado de 3000 m2, con piso encalado y provisto de una cisterna para dar de beber a los caballos. Los establos se distinguen fácilmente por los pilares de piedra que alternan con los pesebres. Los pilares servían para soportar los techos y también como amarre para los caballos. Se encontraron aquí cinco grupos de establos con veintidós compartimentos en dos conjuntos de once cada uno. Esto permitía que cada unidad pudiera tener caballerizas individuales para veinticuatro caballos. Entre las dos hileras de establos había un corredor donde estaban estacionados o a través de los que se sacaban los carros de guerra, facilitando el enganche de los caballos, de modo que salían al exterior totalmente preparados para el combate. Aparecen también lugares para ejercitar los caballos y algunos restos de pequeñas edificaciones, que se suponen pertenecía a los cuidadores de los caballos. Al oriente del área de establos aparecen los restos de un gran edificio rodeado por una muralla cuadrada, que se supone podía ser la residencia del gobernador de la ciudad.
En el centro del promontorio aparecieron restos de un silo, datado como del s. VIII a.C. en forma de cono invertido con gradas que descienden, situadas a los dos lados.
Entre los edificios destinados al culto fueron descubiertas las ruinas de tres templos cananeos del tercer mileno a.C. Cada uno tiene un altar al fondo de la cámara principal, rodeado por dos pedestales. Uno de los templos tiene una serie de escalones que conducen a un lugar circular elevado. Otro, construido con adobes, fue dedicado probablemente al dios sol. Desde el altar se domina una espléndida vista de la salida del sol sobre el monte Tabor y el valle del Jordán.
Las excavaciones se renovaron en 1994 bajo la dirección de I. Finkelstein y D. Ussishkin, en nombre de la Universidad de Tel Aviv, en cooperación con B. Halpern, representante de la Universidad Estatal de Pennsilvania, con el objto de aclarar la estratografía y cronología de la ciudad, y para obtener una información adicional acerca de los restos arquitectónicos y culturales del lugar.
En 2005, el arqueólogo israelí Yotam Tepper de Tel-Aviv University descubrió los restos de una iglesia del s. III en la que se hace la primera alusión explícita que se conozca a Jesucristo en una inscripción. Dice que el recinto ha sido consagrado a «Jesu-Cristo Dios» (Yotam Tepper y Leah di Segni, A Christian Prayer Hall of the Third Century C.E. at Kefar Othnay (Legio). IAA Publications, Jerusalén 2006).
El Armagedón de Ap. 16:16 es el nombre compuesto del monte de Meguido (heb. harmmegidó), escenario de numerosas batallas por el control de la ciudad, y mencionado como el lugar de la confrontación final entre las huestes del mal y del Dios Todopoderoso. Véase ACAB, ARMAGEDÓN, CARRO, SALOMÓN.