Marfil

Heb. 8143 shenhabbim, שֶׁנְהַבִּים = «dientes de elefante»; Sept. odontes elephántinoi, ὀδόντες ἐλεφάντινοι. También simplemente 8127 shen, שֵׁן = «diente» (Sal. 45:8; Ez. 27:15; Am. 6:4); NT 1661 elephántinos, ἐλεφάντινος = «de marfil» (Ap. 18:12), adjetivo derivado de élephas. Material procedente de los colmillos de elefante o del hipopótamo. La primera mención del marfil en la Biblia se halla en el pasaje referente a los largos viajes de las naves de Salomón (1 R. 10:22; 2 Cro. 9:21), probablemente a la India; de marfil se hizo un trono para el soberano (1 R. 10:18). Más tarde, cuando Jerusalén se vio sumida en el lujo, se hacían camas de marfil (Am. 6:4), y había incluso casas adornadas o recubiertas de este precioso material (1 R. 22:39; Am. 3:15; Sal. 45:9). Se menciona como adorno de las naves fenicias (Ez. 27:6). Etiopía suministraba también marfil a los pueblos de la antigüedad (Heródoto, Hist. 3, 97, 114).
Desde muy temprano en la historia los egipcios hicieron uso de este material para la decoración. En tiempo de Tutmés III el mafil llegaba a Egipto procedente de Etiopía en cantidades considerables (Heródoto, Hist. 3:114). Era tan abundante en Etiopía que se decía que los nativos hacían los marcos de su casa, e incluso las vallas del redil de sus rebaños, con este material. Parece que los asirios se dedicaron al comercio del marfil a gran escala, debido a su temprana conquista de la India.