Mari

Ciudad que modernamente corresponde a Tell Hariri, en la parte sudeste de Siria cerca del río → Éufrates. Las excavaciones de Mari, iniciadas en 1933 por A. Parrot, la destacan como uno de los mayores centros de civilización en tiempos antiguos. Mari existía en el milenio IV a.C. En varias épocas fue destruida y reconstruida. En ella había templos dedicados a varios dioses: Ninhursag, Samas y Dagán. En un sitio se descubrieron restos de una serie de cuatro templos de Ishtar, uno sobre el otro.
La importancia de Mari en el siglo XVIII a.C. gira alrededor de un gigantesco palacio de 300 cámaras descubierto en ella. En este palacio se encontraron unas 23.000 tablillas que iluminan la geografía, historia y cultura de la Mesopotamia de aquella época. Son en su mayoría textos administrativos y correspondencia diplomática. Destacan la rivalidad de las ciudades-estado en Mesopotamia, y de ellas se deduce que se formaron varias coaliciones hasta que Hammurabi dominó toda la región y destruyó a Mari.
Por los textos de Mari comprendemos mejor los antecedentes culturales de los patriarcas. Están escritos en acádico, pero los nombres y el vocabulario indican por lo menos que los líderes eran semitas del oeste. Los pueblos de Nahur, Til-turahi y Sarug, cerca de → Harán, tienen nombres casi iguales a los de los padres de Abraham (Serug, Nacor y Taré; Gn 11:23, 24). Se mencionan varios ataques de los habiru. Algunos nombres personales son semejantes a los de los personajes bíblicos, por ejemplo, Aruiko (cf. Arioc, Gn 14:1), Abraham, Jacob, etc. Se habla de un grupo o tribu de benjamitas. Aunque no son los mismos personajes de Génesis, es notable que tales nombres hayan sido comunes.
Varias costumbres descritas también sugieren paralelos con Génesis. Era costumbre matar a un asno para confirmar un pacto (cf. Gn 33:19; 34:1–3). La herencia de tierras no debía venderse fuera de la familia, al igual que entre los patriarcas.
A pesar de los paralelos, existen también notables diferencias. Muchos textos de Mari se ocupan de la adivinación basada en la astrología o la inspección del hígado. En cambio, la Biblia prohíbe la adivinación y magia. Se han encontrado paralelos entre el profetismo en Israel y en Mari. Por cierto, Mari es el único lugar fuera de la Biblia donde hay indicaciones de un profeta «enviado» por un dios a entregar un mensaje. Pero en Mari se trata de un mensaje al rey tocante a su falla en ciertos ritos. Las características de los mensajes proféticos bíblicos y el mandato de dar el mensaje a todos, la preocupación ética y la responsabilidad de todo el pueblo por la justicia social no se encuentran en los profetas de Mari.