Portero

Heb. 7778 shoer, שׁוֹעֵר = «portero»; Sept. vb. pararíptesthai, παραρίπτεσθαι; NT 2377 thyrorós, θυρωρός = «portero», de thyra, «puerta», y uros, «guardián» (Mc. 13:34; Jn. 10:3; 18:16, 17); Vulg. ianitor, ostiarius. Persona que tiene a su cargo la responsabilidad de cuidar una puerta y ver quién entra y quién sale; de ahí la expresión «guardianes de la puerta». En el AT se mencionan cuatro tipos de porteros:
a) Los del Templo. Levitas encargados, entre otras cosas, de que se cumplieran las ordenanzas restrictivas que regulaban el acceso a los distintos recintos sagrados. David y Salomón reservaron cuatro mil hombres para esta función (1 Cro. 9:17–18; 23:1–5), cifra que parece hiperbólica. No llevaban todos a cabo esta actividad de manera simultánea: David los repartió en grupos, que debeían turnarse en su función echándola a suertes (1 Cro. 23:5; 26:1–19). En el nuevo Templo previsto por Ezequiel, los porteros quedan reducidos a los levitas que no se mantuvieron fieles (Ez. 44:10–11), siendo excluidos de tal oficio los no israelitas. En tiempos de Herodes, el Templo precisaba doscientos hombres para abrir y cerrar las puertas (Contra Apión, 2, 9).
b) Los que vigilaban las puertas de la ciudad (2 Sam. 18:26; 2 R. 7:10–11).
c) Los pastores que cuidan las puertas de los rediles (Jn. 10:3).
d) Los que estaban a la puerta de casas privadas de importancia (Jn. 18:17).
Oficio en principio masculino, posteriormente fue desempeñado por mujeres, quizá por imitación a griegos y romanos (Jn. 18:16; Hch. 12:13). Véase PUERTA.