EDÉN

EDÉN = «delicias».
1. El huerto de Edén, donde moraron Adán y Eva durante el corto espacio de tiempo antes de que pecaran. Allí Dios hizo crecer todo árbol placentero a la vista y bueno para comer. Allí se hallaban también el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn. 2:8–15). Un lugar fructífero es comparado como el huerto de Edén (Is. 51:3; Ez. 36:35; Jl. 2:3). La caída de Faraón, bajo la figura de un árbol exaltado, es mencionada como consoladora para los árboles de Edén, que recibe el nombre de «huerto de Jehová», etc. (Is. 51:3; Ez. 28:13; 31:9, 16, 18). Habiendo sido plantados por Dios, los árboles de Edén se usan en este último pasaje como símbolo de las varias naciones plantadas por Dios en la tierra, siendo Israel el centro (Dt. 32:8). Adán fue puesto en el huerto de Edén para cuidarlo; pero en su caída fue echado fuera, y fueron puestos querubines para cerrar el acceso al árbol de vida (Gn. 3:23, 24).
Un río salía de Edén, que luego se dividía en cuatro. Se han hecho muchos intentos de identificarlos, pero han fracasado, lo mismo que los intentos de situar el Paraíso. Como bien afirma Leupold, «la solución al problema evidentemente está en el hecho de que lo que el relato describe fue realidad en el pasado, aunque no podamos nunca llegar a identificar los dos primeros ríos. Pero los extensos cambios provocados en la geografía terrestre por aquel inmenso cataclismo, el Diluvio, han perturbado totalmente el antiguo orden» (Leupold, H. C.: Exposition of Genesis, Baker Book House, Grand Rapids, 1942/1981, vol. I, p. 124). (Véanse DILUVIO, PARAÍSO.)
2. Una nación llamada «los hijos de Edén» que moraba en Telasar, territorio conquistado por Asiria. Suministraban a Tiro con telas de gran precio (2 R. 19:12; Is. 37:12; Ez. 27:23). Su situación es desconocida.
3. Casa de Edén o Bet-Edén (Am. 1:5). Parece que era una residencia de los reyes de Damasco, probablemente situada en algún lugar placentero.
4. Hijo de Joa, gersonita; posiblemente el mismo que ayudó en la distribución de las porciones (31:15)

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El río Tigris (visto aquí desde las cercanías de Bagdad, Irak) es el Hidekel que se menciona en el relato del huerto del Edén (Gn 2:14).

Aunque parece que Gn 2:10–14 procede de una tradición diferente de la de su contexto, la descripción de cuatro ríos que se originan en una sola fuente que brota del Edén no discrepa de los demás detalles del capítulo. Resulta difícil identificar con precisión dos de los ríos (→ PISÓN; GIHÓN), aunque es evidente que el autor considera el huerto de Edén como un lugar real, determinado (además de un estado o condición de vida), que se encuentra sobre esta tierra. No hay duda que el tercer río, → HIDEKEL, designa al Tigris; el cuarto, → ÉUFRATES, es bien conocido. Los territorios (→ HAVILA; CUS; ASIRIA) regados por estos ríos sugieren que Edén estaba ubicado o en el sur de Mesopotamia (Calvino, Delitzch) o en la región de Armenia. Otras teorías presuponen que el autor tenía nociones vagas e incorrectas de la geografía. Pero, en realidad, es muy difícil interpretar con exactitud lo que dice el autor. Por ejemplo, ¿qué quiere decir «al oriente» (Gn 2:8)? Algunos entienden que el huerto se plantó en la parte oriental de Edén; otros le atribuyen a la expresión un sentido temporal (por ejemplo, Jerónimo: «al principio»); pero la mayoría sostiene que Edén se hallaba al oriente con respecto al escritor. Sin embargo, Gn 3:24 parece indicar que Edén estaba al occidente (Dios pone la guardia al lado oriental). En fin, lo esencial no es el sitio preciso; el huerto fue una región que abundaba en luz y agua, la mejor parte del mundo y su centro ideal eternamente atractivo al hombre.
En el huerto, lleno de árboles hermosos y fructíferos (Gn 2:9), el hombre debía trabajar (2:15, contrástese 3:17ss). También había ganado, aves y animales domésticos (2:19s; 3:1). Había en medio del huerto dos árboles misteriosos: el de la «vida» y el de «ciencia del bien y del mal». Al hombre se le prohibió el segundo. Cuando este desacató la prohibición, perdió también el derecho al primero, así como al resto del huerto (3:22ss). Edén simboliza el compañerismo entre Dios y el hombre, interrumpido por la desobediencia cuyo castigo es la mortalidad.