Damasco

Damasco (lugar bien regado). Capital de la actual Siria. Es una ciudad antiquísima. Durante los siglos X al VIII a.C., fue también la capital de Aram, un reino rival de Israel (aunque en momentos fueron aliados), hasta que se incorporó al Imperio Asirio en 732 a.C.

Está enclavada en medio de una fértil llanura rodeada por los montes del Antilíbano por todos lados, menos por el este hacia donde se abre el vasto desierto de Arabia. Se alza a orillas del río Abana. Algo más al sur fluye el Farfar (2 R 5:12). Ambos ríos corren hacia las zonas áridas del este, donde desaparecen.

 

Damasco siempre ha sido centro comercial y religioso por su posición estratégica en el cruce de tres rutas de caravanas. El vino de la región de Damasco era muy famoso en el Medio Oriente, sobre todo el de la ciudad de Helbón (Ez 27:10).

La divinidad principal de Damasco era Hadad, dios de las tormentas y la fertilidad; el templo a su nombre, el principal de la ciudad (2 R 5:18), posiblemente yace bajo la sinagoga Umayyad, en la sección antigua de la actual ciudad.

Damasco aparece por primera vez en una inscripción egipcia de Tutmés III (siglo XVI a.C.). A partir de entonces se menciona con frecuencia en textos asirios y egipcios. Durante la era de → Amarna fue la capital de un reino → Amorreo que participó activamente en los esfuerzos de los asiáticos por sacudir el yugo egipcio. En 1200 a.C., los → Arameos conquistaron la ciudad y establecieron allí la capital de un reino que pugnó con los israelitas por la hegemonía de la región.

David conquistó este reino damasceno y lo hizo tributario de Israel (2 S 8:5, 6; 1 Cr 18:5ss) hasta que, en tiempos de Salomón, Rezón de Soba estableció la independencia (1 R 11:23ss). Durante cerca de dos siglos, Damasco hizo la paz en algunas ocasiones con Israel y Judá, pero lo más frecuente era verla luchando contra los israelitas.

Al tiempo que luchaba contra Israel, Damasco pugnaba por contener a Asiria. En 854 a.C., encabezó una coalición de pequeños reinos que se enfrentó a Asiria, en la batalla de Qarqar, y logró relativo éxito. Más de un siglo después (734 a.C.), Rezín de Damasco y Peka de Israel pretendieron repetir la hazaña. Acaz de Judá no quiso participar en la alianza, y esto precipitó la invasión de Judá por los ejércitos de la coalición siro-israelita (2 R 16).

Como consecuencia, según lo anunció Isaías, Tiglat-pileser, rey de Asiria, conquistó a Damasco y mató a Rezín. Así llegó el fin de la gloria de Damasco. En lo sucesivo no fue más que capital de provincia bajo asirios, babilonios, persas y seléucidas. Los romanos la pusieron bajo la autoridad de un gobernador → Nabateo que cuando Pablo visita a Damasco era → Aretas IV (2 Co 11:32).

Pablo visitó Damasco luego de su encuentro con el Cristo resucitado, y fue en esta ciudad que realmente se convirtió al cristianismo (Hch 9:22; 26:12–23). En Damasco había una comunidad judía considerable que puede haber estado relacionada con la comunidad esenia de Qumrán, cerca del mar Muerto. De acuerdo a los relatos de Josefo, la gente de Damasco asesinó a diez mil quinientos judíos durante la primera revuelta judía (66 d.C.).