CRISTIANISMO

CRISTIANISMO Fe centrada en Jesucristo, el único Salvador y Mediador entre Dios el Padre y la humanidad pecadora.
El cristianismo es singular entre las religiones del mundo. La mayoría de aquellas enfatizan la vida del fundador, pero el cristianismo enfatiza la muerte de Jesucristo. La muerte de Jesucristo es singular también porque estuvo profetizada desde las primeras páginas de la Biblia (Gn 3:15) y se cumplió en los días del Nuevo Testamento miles de años después.
La Resurrección también es esencial en el cristianismo. Su muerte y resurrección son tan importantes que los cuatro Evangelios le dedican por lo menos una quinta parte de sus enseñanzas. Marcos 10:45 sintetiza esta extraordinaria misión de Cristo diciendo: «El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos».
El mundo tenía ya muchísimas religiones cuando Cristo nació. Los romanos habían combinado sus dioses con los dioses de los griegos y adoraban a miles de deidades. Ninguno de esos dioses había vivido jamás; la mayoría se basaban en imaginaciones o historias heroicas. Sin embargo, Jesucristo vivió en Palestina, fue crucificado bajo Poncio Pilato (gobernador de Judea) y se levantó de entre los muertos por el poder de Dios el Padre.
La gente que adoraba a los dioses de la mitología en la práctica cerraba los ojos a las señales visibles de la verdad que apuntaban hacia Dios y la salvación por gracia (Ro 1:20–21). Este plan llegó a plena madurez en la cruz.
En tiempos del apóstol Pablo se corrió el grave peligro de que los judíos convertidos convirtieran la nueva religión en una simple extensión del judaísmo. Pablo contendía que la salvación solo por la fe era la esencia del cristianismo (Ef 2:8–9).
Las luchas de Pablo fueron con un grupo de judíos convertidos llamados → JUDAIZANTES (Hch 15; Gl 2) que pensaban que el gentil convertido tenía que circuncidarse para hacerse cristiano. Pablo, Bernabé y otros viajaron a Jerusalén, centro del judaísmo, a arreglar la disputa con líderes de la iglesia. En efecto, se concluyó que el cristianismo era una religión en sí, no una simple extensión del judaísmo.
Hoy día, el grito de batalla de Pablo resuena entre los cristianos: «Uno no se justifica por las obras de la ley sino por fe en Jesucristo» (Gl 2:16). La salvación se obtiene solo por fe en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. El cristianismo es más que un credo, que una religión. Es una manera de vivir para los que aceptan a Jesucristo como Salvador y Señor.