CÉSAR. Título que se da, desde principios del siglo I d.C., al gobernante supremo y absoluto del Imperio Romano (proviene del sobrenombre «César» de la familia romana Julia). Según Lc. 2:1, Jesús nace en tiempos de César Augusto (30 a.C. – 14 d.C.); según Lc. 3:15, empieza la vida pública bajo César Tiberio (14–37 d.C.).
Estatua de Augusto (cfr. Lc. 2:1–3). MCR.
Con el mandato de Augusto comienza en el mundo mediterráneo un período de paz. Era costumbre en el Antiguo Oriente venerar a los reyes algo así como a dioses. Ambas circunstancias juntas hacen comprensible que pronto se empezara a tributar culto al emperador, vivo aún, bajo títulos como salvador, liberador, redentor, portador de salvación. Algunos emperadores miraron de fomentar deliberadamente esta veneración; pero los más dejaron hacer a los devotos. El cristianismo no podía transigir en esta cuestión, por más leal que fuera al Estado.
En el Nuevo Testamento se mencionan además otros emperadores romanos: Claudio (41–54) es mencionado en relación con un hambre que había de sobrevenir (Hch. 11:28) y con la expulsión de los judíos de Roma (Hch. 18:2). Cuando los judíos (Hch. 17:7) gritan que Pablo y sus compañeros obran contra las órdenes de César, la acusación tiene sentido enteramente general (cfr. 25:8); entonces mandaba Claudio; en 25:8, Nerón.
A Nerón (54–68) se refieren Hch. 25:10 (Pablo está delante del tribunal del César) y 25:11s (Pablo apela al César; cfr. 25:21; 26:22; 27:24; 28:19).
Los santos de la corte imperial que saludan a los filipenses (Fil. 4:22) son cristianos, libertos o esclavos del palacio de Nerón.