NAG-HAMMADI

Localidad del Alto Egipto, a unos 50 km. hacia el norte de la ciudad de Luxor, donde el Nilo hace una curva en su cauce. Allí dos hermanos, campesinos egipcios, encontraron en diciembre de 1945 trece códices muy antiguos. Todo empezó cuando, como de costumbre, se dedicaban a buscar fertilizante para sus cultivos. Uno de ellos, llamado Mohammed Alí Sammán, mientras cavaba dio con la pala contra un objeto duro, perfectamente oculto entre unas piedras. Al retirar la tierra y las rocas, se encontró con una tinaja de terracota de un metro de alto cuidadosamente cerrada con una especie de plato. Al principio, Mohammed dudó en abrirla por la superstición de que pudiera contener un genio maligno. Más tarde, dándose valor ante la esperanza de encontrar oro, la abrió, pero en lugar del precioso metal había trece libros o códices encuadernados en estuches de cuero marrón. El lugar preciso del descubrimiento era conocido en la antigüedad con el nombre de Khenoboskion = «pastizal de gansos». En aquella zona había fundado San Pacomio el primer monasterio cristiano del Alto Egipto en el año 320 d.C. Unos años después, en 367, los monjes locales copiaron más de 45 escritos religiosas, entre cristianos y paganos. Al igual que en Qumrán, toda la colección fue sellada dentro de tinajas y resguardada en las cercanías. Al parecer, acababa de emitirse un decreto por parte del obispo Atanasio de Alejandría, según el cual se prohibían los escritos no aprobados por la Iglesia.
Los libros tienen al menos 1600 años de antigüedad y son en su mayoría cristianos, escritos en copto, lengua hablada por los cristianos egipcios. Todos son traducciones de originales griegos, que contienen evangelios, apocalipsis, tratados teológicos y palabras atribuidas a Jesús de franca orientación gnóstica. La colección consta de un total de 1.100 páginas, actualmente conservadas en el Museo Copto del Cairo. Uno de estos códices contiene un evangelio atribuido al apóstol Tomás, que recopila una serie de proverbios y aforismos de Cristo, titulado: Palabras ocultas de Jesús escritas por Tomás. Presentado en forma de un diálogo entre Jesús y el apóstol Tomás, este documento consta de 114 dichos o logia más o menos lejanos de los cuatro Evangelios del NT. Ha sido traducido, publicado y comentado en varios idiomas, y en su versión original es propiedad del Servicio de Antigüedades de Egipto.
En los primeros años después del descubrimiento de estos documentos y antes de que los eruditos pudieran escudriñarlos suficientemente, era habitual describirlos colectivamente como «textos gnósticos»; la investigación ulterior, no obstante, ha mostrado que ni el Evangelio de Tomás, ni el de Felipe, ni el llamado Evangelio de la Verdad se pueden encasillar correctamente en esta denominación, puesto que cada uno de ellos afirma explícitamente la realidad de la encarnación física, e incluso, notablemente, la crucifixión de Cristo; así Tom. 28, 55; Fel. 25, 77, 78, 114, 132; y Vrd. 6, 8, 9, 21, 28, 29, 37. Véase GNÓSTICOS.