LENGUAJE

Heb. 3956 lashón, לָשׁוֹן; [aram. lishshán, לִשָּׁן] = «lengua», por impl. «idioma»; gr. 2981 laliá, λαλιά = «palabra, lenguaje», relacionado con el vb. laleo, λαλέω, «hablar, predicar». Laliá se refiere a un dialecto en Jn. 8:43, lit. «manera de hablar» (Mt. 26:73; Mc. 14:70), y también al contenido de un discurso (Jn. 4:42); 1258 diálektos, διάλεκτος, en principio una conversación, un discurso, relacionado con 1256 dialégomai, διαλέγομαι, «disertar» o «discutir», que viene a denotar el habla o dialecto de un país o distrito; se traduce «lengua» en todos los pasajes en que aparece (Hch. 1:19; 2:6, 8; 21:40; 22:2; 26:14).
El idioma, dialecto o lengua es el modo de expresión regional o nacional de cada pueblo (Gn. 10:5; Hch. 2:8). Durante mucho tiempo después del Diluvio, los descendientes de Noé hablaban todos el mismo idioma: «Toda la tierra tenía un solo idioma y las mismas palabras» (Gn. 11:1), lit. «Toda la tierra [érets, אֶרֵץ] tenía un solo labio [saphah, שָׂפָה] y las mismas palabras [debarim, דְּבָרִים]». El juicio que cayó sobre los hombres en Babel llevó a la confusión de su lengua y a su dispersión sobre toda la tierra (vv. 2–9). Los descendientes de Noé empezaron a hablar distintas lenguas y dialectos. Los pueblos surgidos de Jafet dieron origen al grupo de lenguas indoeuropeas (Gn. 10:25), que entre otras comprenden: el sánscrito, el védico y las lenguas neohindúes; los dialectos del Irán; el griego antiguo y sus derivados modernos; las lenguas itálicas y románicas, celtas, germánicas, balto-eslavas, armenio y albanés. Los semitas iniciaron los distintos dialectos semíticos (vv. 21–31), entre otros el acadio, que incluye el babilonio y el asirio; el arameo (v. 22), el hebreo y el etiópico. Los descendientes de Cam dieron origen a todo el grupo de lenguas camíticas. Véase LENGUA, IDIOMA.