Samaria

(lat.: Samaria; gr. Samar[e]ia, del aram. Shãmerayin; para el nombre heb., véase más abajo).
1. La capital de las diez tribus durante la mayor parte de la historia del renio del norte; fue edificada por Omri sobre una colina que adquirió por dos talentos de plata de un hombre llamado Semer, que significa «montar guardia». Omri llamó Shõmerõn a la ciudad, derivando su nombre del de Semer (1 R. 16:24). Al suroeste de la ciudad se levantaba una torre de vigilancia. La capital, que coronaba una altura llamada en ocasiones monte de Samaria (Am. 4:1; 6:1), dominaba un fértil valle (Is. 28:1). Esta ciudad fuerte estaba tan bien situada que permaneció como capital del reino del norte hasta el cautiverio de las diez tribus. Allí residieron y fueron sepultados los sucesivos soberanos (1 R. 16:28, 29; 20:43; 22:10, 37, etc.). Apenas estaba terminada de construir Samaría que se desató la guerra entre Ben-adad I rey de Siria y Omri. Ben-adad, a decir de su hijo, consiguió la victoria. Omri tuvo que abrir ciertas rutas de Samaria a los mercaderes sirios (20:34). Bajo el reinado de Acab, hijo y sucesor de Omri, Ben-adad II se vio detenido por los muros de Samaria (vv. 1–21). Al norte de la ciudad se hallaba un estanque artificial, tallado en la roca y cementado. Allí los siervos de Acab lavaron su ensangrentado carro, sobre el que el rey había expirado después de la batalla de Ramot de Galaad (1 R. 22:38). Samaria fue asediada por los sirios una segunda vez, y librada milagrosamente (2 R. 6:8–7:20). Los ancianos de Samaria, temiendo incurrir en el desagrado de Jehú, dieron muerte, por orden suya, a setenta hijos de Acab (10:1–10).

Sargón II de Asiria, el rey conquistó Samaria en el año 722 a.C. (2 R. 17:5, 6). BM.
Desde el mismo comienzo de su historia, Samaria fue una ciudad llena de idolatría. Acab abrió el camino a los cultos paganos al erigir un templo y un altar a Baal (1 R. 16:32). Cuatrocientos profetas de Astarté comían a la mesa de Jezabel (18:19), y es probable que el monolito sagrado, emblema de esta divinidad, subsistiera hasta el reinado de Jehú (2 R. 13:6). Los falsos cultos, combatidos por Elías, comportaban embriaguez e inmoralidad (Os. 7:1–8; Am. 4:1; 8:14; cfr. 1 R. 18). Eliseo vivía en Samaria (2 R. 5:3–9), donde vivía asimismo el profeta Oseas. Fueron numerosos los hombres de Dios que predijeron el castigo del reino del norte y de su capital (Is. 7:9; 8:4; Jer. 31:5; Ez. 16:46, 51, 53, 55; 23:33; Os. 8:5, 6; 13:16; Am. 3:12; Mi. 1:5–9).
La ciudad cayó bajo un juicio catastrófico. Los asirios, bajo el reinado de Salmansar V, asediaron la ciudad el 724 a.C.; finalmente, el 722, o a inicios del 721, cayó en manos del rey de Asiria (2 R. 17:3–6), Sargón, sucesor de Salmansar V, accedió al trono en el 721. Él se atribuye la toma de la ciudad (véase Sargón). El conquistador deportó a los israelitas de Samaria, y puso en lugar de ellos a babilonios y otros extranjeros (v. 24). (Véase Samaritano.) En el 332 o 331 a.C., Alejandro Magno tomó la ciudad, los echó a Siquem, y puso en lugar de ellos a siro-macedonios. Hacia el 108 a.C., Juan Hircano la asedió y la rodeó de un vallado de 80 estadios (algo más de 14,5 km.). La ciudad resistió durante un año, pero finalmente se tuvo que rendir por hambre. El vencedor la arrasó, e intentó suprimir todo vestigio de sus fortificaciones (cfr. Mi. 1:6; Ant. 13:10, 2 y 3; Guerras 1:2, 7 y 8). En la época de Alejandro Janneo, la ciudad volvió a ser habitada de nuevo. Pompeyo la incluyó en la provincia romana de Siria. Gabinio la volvió a fortificar (Ant. 14:4, 4; 5, 3). Herodes el Grande la reconstruyó, la fortificó y le dio el nombre de Sebasté (fem. de Sebastos, forma gr. del lat. Augustus), en honor del emperador, protector de Herodes (Ant. 15:8, 5). Felipe el Evangelista predicó a cristo en Samaria, con mucho fruto. Simón el Mago y muchos otros creyeron y fueron bautizados (Hch. 8:5–13). Pedro y Juan fueron de Jerusalén a Samaria para apoyar a Felipe en la obra (vv. 14–25). Identificación: a más de 8 km. al noroeste de Siquiem, en el emplazamiento del pueblo de Sebastiyeh, sobre una colina de escarpadas laderas, cuya cumbre en meseta mide poco más de 1,5 km. de este a oeste.
Arqueología. Samaría ha sido excavada de 1908 a 1910 por una expedición dirigida por la Universidad de Harvard, y en el período 1931–1935 por varios grupos (Harvard Excavations at Samaria 1908–1910, 2 vols., 1924, y Crowfoot, K. Kenyon y E. Sukenik: The buildings at Samaria, 1942). Estas excavaciones desvelaron tres períodos principales de la vida de la ciudad: (1) El de Omri-Acab (880–853 a.C.). (2) El período de Jehú (841–840 a.C.). (3) El siglo VIII a.C., que vio el reinado de Jeroboam II y el apogeo de su esplendor. En el nivel de la época Omri-Acab se hallan unas murallas de gran grosor. Con ellas pudo Samaria resistir eficazmente el embate de los sirios (2 R. 6:24–30) y del imperio asirio (17:5). El aprovisionamiento de agua se llevaba a cabo mediante un gran número de cisternas. Samaria carecía de manantiales al estilo de los Gezer, Meguidó o Hazor. Véase Óstraca, 2 para las cerámicas con inscripciones halladas en Samaria. El descubrimiento de numerosos fragmentos de marfil e incrustaciones de marfil en fragmentos de mobiliario. con tallas de papiros, lotos, toros, esfinges y dioses egipcios como Isis y Horus, que evidencian un gran esmero en su ejecución, concuerda con la mención bíblica de «la casa de marfil» (1 R. 22:39; cfr. Am. 3:15).

Preparación del cordero para la celebración de la Pascua en Nablus, donde aún queda un arubo de samaritanos descendientes de la Samaria mencionada en la Biblia. ABM.
2. El territorio de las diez tribus, esto es, el reino de Israel (1 R. 21:1; 2 R. 17:24; Is. 7:9; Jer. 31:5; Ez. 16:46). (Véase Israel.)
3. El distrito de Samaria formado por la Palestina central, entre Galilea al norte y Judea al sur (1 Mac. 10:30). Josefo no da una descripción clara de los límites (Guerras 3:3, 4 y 5), pero sí dice que la frontera septentrional atraviesa un pueblo que se halla en la gran llanura llamada «Ginea», que, evidentemente, es En Gannim (Jos. 19:21; 21:29), en el ángulo meridional de la llanura de Esdraelón. La frontera meridional se hallaba en el distrito de Acrabatena, a poco más de 10 km. al sur de Siquem. Samaria se extendía al este del Jordán, pero al oeste no alcanzaba el Mediterráneo. Aco pertenecía a Judea (véase Tolemaida). Según el Talmud, el límite occidental era Antípatris. El distrito de Samaria comprendía los antiguos territorios de Manasés al oeste del Jordán, y de Efraín, con una parte de Isacar y de Benjamín. En el 63 a.C., Pompeyo anexionó Samaria a la provincia de Siria (Ant. 14:4, 4). En el 6 d.C., Augusto hizo de Judea, Samaria e Idumea una división de la prefectura de Siria, y le dio el nombre de provincia de Judea, designando procuradores para su gobierno (Ant. 17:13, 5; cfr. 11:4); ésta era la división administrativa que regía en la época del Señor Jesucristo.