Paloma

Heb. 3123 yonah, יֹונָה, prob. en referencia al calor de su apareamiento; 4058 peristerá, περιστερά = paloma o palomino. Es el ave más mencionada en la Biblia.
Hay testimonios de la domesticación de palomas en Egipto desde tiempos remotísimos. En todo el Oriente Antiguo está atestiguado el hecho de la caza de palomas mediante redes, especialmente en Egipto, como lo sugiere la visión bíblica en la que parece reservarse esa práctica al país del Nilo, mientras que a Asiria se le reserva la caza de palomas mediante cetrería. El profeta Oseas compara a Efraín o Israel con una paloma incauta, sin cordura [keyonah photah enleb]: vuela ya sea rumbo a las redes egipcias, ya sea rumbo al halcón asirio, pero no podrá escapar a las redes del Señor. Asiria es como un halcón arrojado sobre las temblorosas palomas (Os. 7:11–12). De hecho, el halcón es la forma en que aparece representado el dios Asur en la iconografía asiria. El Salmista ruega, refiriéndose a la opresión de Asiria: «No entregues a los buitres la vida de tu tórtola» (Sal. 74:19). La crueldad de los asirios era proverbial en el mundo antiguo; los frisos de sus palacios y templos representan escenas de arqueros recogiendo palomas atravesadas por flechas, al igual que sus pinturas y relieves murales dan testimonio de que también cazaban palomas practicando cetrería con halcones.
En estado silvestre, la paloma mora en ocasiones en los valles (Ez. 7:16) haciendo su nido en las paredes de las barrancas o en las grietas de las peñas (Jer. 48:28). La paloma doméstica huye hacia su palomar o hacia la ventana de su dueño (Is. 60:8; cf. Gn. 8:8–12).
Es dulce y afectuosa, asociada al amor (Cnt. 2:14; 5:2; 6:9), pero es incauta (Os. 7:11), tímida, asustadiza. Su grito es lastimero (Is. 38:14). Jesús hace alusión a su proverbial inocencia, y conmina a los suyos a ser tan sencillos como ellas: «Sed, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas». Es un ave esencialmente monógama y se caracteriza por su fidelidad: una vez que el macho se une con la hembra, forman una pareja inseparable, vuelan juntos y, cuando anidan, demuestran suma dedicación en el cuidado de los pichones. A ellos se dedican con verdadero amor y ponen particular atención en su nutrición. Es curiosa la secreción (especie de leche) que preparan en el buche y que transmiten a los pequeños mediante el pico. Se ha notado también que durante la prolongada ausencia de un individuo de la pareja, el otro emite largos y penosos lamentos. De ahí que se la considere como símbolo de afecto y fidelidad matrimonial.
El simbolismo entre paloma y matrimonio lleva a los autores bíblicos a definir el Espíritu de Dios como paloma. En Gn. 1:2 el Espíritu de Yahvé aleteaba sobre la superficie de las aguas como preparando y fecundando la tierra, como hace la paloma en su nido.
La identificación entre Espíritu Santo y paloma es más clara aún en el bautismo de Jesús (Mc. 1:10; Lc. 3:22), donde quizá simboliza al nuevo Israel que Jesús conduce hacia Dios con la fuerza del Espíritu Divino.
Isaías compara a los pueblos gentiles que vendrán a adorar a Dios en el Templo de Jerusalén con bandadas de palomas que acuden a su palomar: «¿Quiénes son éstos que vuelan como nubes, y como palomas hacia sus palomares?» (kayonim el arukothéhem, כַּיֹונִים אֶל־אֲרֻכֹּתֵיהֶם, Is. 60:8). Es probable que el nombre de Jonás, «paloma», obedezca a un juego de palabras destinado a resaltar su misión de paloma mensajera de Dios, que es enviado al halcón de Nínive con un mensaje de paz y salvación.
Animal preferido para los sacrificios desde la antigüedad (cf. Gn 15:9), debido a su carácter suave, según algunos autores, y a un empobrecimiento general, según otros, la legislación judía prevé el uso de la > tórtola como sacrificio expiatorio para purificar la impureza del hombre o de la mujer (Lv. 1:14; 15:14–19). La paloma se empleó para la consagración al > nazareato (Nm. 6:10). Sustituye al cordero o al macho cabrío en los sacrificios ofrecidos por los pobres (Lv. 4:4–5; 5:7; 10:6–8; 12:8; 14:21, 22, 29; 15:14). María y José, por ser pobres, ofrecieron en el Templo dos pichones (Lc 2:24), que eran comprados y vendidos en los recintos del Templo (Mt. 21:12; Mc. 11:15; Jn. 2:14).
En un pasaje se menciona el «estiércol de paloma», jaréyonim, חֲרֵי־יֹונִים (2 R. 6:25), aparentemente como alimento en una situación límite de hambruna. Los intérpretes judíos han entendido la expresión literal., lo que se ve confirmado por hechos históricos similares. Josefo informa de que durante las guerras judías, algunos se encontraron en una situación tan terrible que se vieron forzados a comer el estiércol del ganado (Guerras, 5, 13, 7; cf. Eusebio, Hist. Eccl. 3, 6). Ciertamente, es una imagen gráfica y terrorífica de lo bajo a que se podía llegar.
Se conocen cuatro especies distintas de palomas:
a) la columba palumbus o paloma montaraz, torcaz común. Grandes bandadas frecuentan Palestina en primavera y otoño, durante las migraciones anuales; algunas torcaces aisladas se quedan allí todo el invierno.
b) la columba livia o paloma de las rocas, bravía, a la que pertenecen las mensajeras. Abunda en la orilla occidental del Jordán y en la región montañosa de Judea y Samaria.
c) la columba oenas, o zurita, arrulladora, cuyo nombre oenas delata su relación mitológica con las diosas del amor, Innana y Venus, de las que símbolo. Se halla especialmente al este del Jordán, o en el mismo valle de este río.
d) la columba schimperi o paloma silvestre de color grisáceo, muy común en el interior de Palestina y en el valle del Jordán; se refugia en las cavernas y en las grietas de las peñas. Véase FAUNA DE LA BIBLIA, PICHÓN, TÓRTOLA.