PLOMADA

Heb. 4949 mishqéleth, מִשְׁקֵלֶת o mishqóleth, מִשְׁקֹלֶת = «peso, plomada»; 594 anakh, אֲנָךְ = «plomo, plomada de albañil»; Vulg. pondus. El uso de la plomada parece que ya era conocido por los constructores israelitas antes de entrar en Canaán, algo que sin duda habían aprendido durante su larga estancia en Egipto. Su invención se atribuye al faraón Menes. Solo dos textos del AT hablan explícitamente de tal instrumento en sentido figurado, cuando Dios promete a través de los profetas que castigará los crímenes de Israel: «Extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab, y limpiaré a Jerusalén como cuando se limpia un plato» (2 R. 21:13); y también cuando anuncia la fundación de un nuevo cimiento de justicia: «He aquí que yo pongo como cimiento en Sión una piedra, una piedra probada. Una preciosa piedra angular… Pondré el derecho por cordel y la justicia por nivel» (Is. 28:16–17), profecía que en el NT se aplica a Cristo (Hch. 4:11; 1 Pd. 2:7; cf. Ef. 2:20).
Es prob. que la bola suspendida de una cuerda o cordón estuviera hecha de > plomo, anakh, אֲנָךְ, por ser un metal muy pesado, apto para servir de plomada: «He aquí que el Señor estaba de pie sobre un muro hecho a plomo, y en su mano tenía una plomada de albañil» (Am. 7:7). Al mismo material parece referirse la visión de Zac. 4:10: «¿Quién despreció el día de las pequeñeces? ¡Se alegrarán al ver la plomada en la mano de Zorobabel!», heb. eben bedil, בְּדִיל אֶבֶן, lit. «piedra de plomo».