Muro

Pared o tapia, muy común en tiempos bíblicos, levantado para proteger las viñas y los campos cultivados (Gn 49:22), o para rodear las → Casas (Is 5:5, 9) y las → Ciudades (Dt 3:5; 1 R 4:13).
Jericó tenía un muro doble de ladrillo con viviendas construidas como «puentes» entre los dos muros (Jos 2:15). El espacio entre los muros constituía una «segunda línea de defensa», pero la gente lo aprovechaba para actividades comerciales y para viviendas. En la época del Antiguo Testamento, los muros de Jerusalén tenían treinta y cuatro → Torres y ocho → Puertas. En tiempo de guerra los arqueros disparaban desde las torres y desde los muros echaban piedras sobre los atacantes (2 S 11:20–24). La monarquía hebrea terminó cuando los babilonios destruyeron los muros de Jerusalén (2 Cr 36:17–19). La misión más urgente de Nehemías fue reconstruirlos (Neh 1:3; 2:8–20; 3:4; 6:15), pues los muros representaban protección.
La ciudad celestial descrita en Apocalipsis tiene muros (Ap 21:12–14). Y la profecía de Zacarías es aun más maravillosa por cuanto dice que no habrá necesidad de muro en la nueva Jerusalén, puesto que Dios mismo será un «muro de fuego» para proteger a su pueblo (Zac 2:4, 5).
El lugar más sagrado para los judíos en la Jerusalén moderna es «El muro de las lamentaciones». Creen que formaba parte de los cimientos del templo de Salomón y que encerraba el → Lugar Santísimo.