MORADA

De los varios términos heb. y gr. para denotar la morada o residencia humana, los más importantes son:
1. Heb. 168 ohel, אֹהֶל = «tienda, tabernáculo».
2. Heb. 2073 zebul, זִבוּל = «residencia», también magur, מָגוּר.
3. Heb. 4186 moshab, מוֹשָׁב = «asiento, sitio, morada».
4. Heb. 4725 maqom, מָקוֹם = «espacio, aposento».
5. Heb. 4583 maoz, מָעוֹז = «morada, refugio».
6. Heb. 4908 mishkán, מִשְׁכָּן = «residencia».
7. Gr. 2731 katoíkesis, κατοίκησις = «morada, habitación».
8. Gr. 3614 oikía, οἰκία = «morada, casa».
9. Gr. 3613 oiketerion, οἰκητήριον = «habitación».
10. Gr. 2732 katoiketerion, κατοικητήριον, se usa katá, «abajo», en sentido intensivo, para indicar mayor permanencia, y se dice de la Iglesia como «morada» del Espíritu Santo (Ef. 2:22).
11. Gr. 3438 moné, μονή, relacionado con meno, «permanecer», significa «morada».
12. Gr. 4633 skené, σκηνή, «tienda» o «tabernáculo».
Por la Escritura y la arqueología sabemos que la morada de los hombres primitivos consistía principalmente en refugios improvisados y mayormente en cuevas y grietas abiertas en las rocas y montañas. El estilo nómada del cazador y del pastor conllevaba la construcción de tiendas, hasta que la vida sedentaria del agricultor le hizo construir residencias permanentes de barro, piedra o ladrillo, bastante precarias y frágiles. A los ladrones les bastaba practicar un agujero en el muro, mientras los inquilinos dormían, para llevar a cabo su trabajo (Mt, 6:19, 20).
En sentido metafórico se dice que Dios mora entre su pueblo, concretamente «desde Sión ¡Él mora en Jerusalén!» (Sal. 135:21). La > encarnación de Cristo se explica como el hecho de morar entre los hombres en su estado de humanidad (Jn. 1:14). A partir de ese momento, el hombre se convierte en la morada priviligiada de Dios; la Trinidad mora en el creyente en el Espíritu (Jn. 14:23; Ro 8:9, 11; 1 Cor. 3:16; Ef. 3:17–19; 2 Tim. 1:14). Véase CASA, TEMPLO.