Mesa

Heb. 7979 shulján, שֻׁלְחָן = «mesa», por impl. «comida»; NT 5132 trápeza, τράπεζα, se dice de una mesa de comedor (Mt. 15:27; Mc. 7:28; Lc. 16:21; 22:21, 30), la mesa de los panes de la proposición (Heb. 9:2) y de una mesa de cambista de moneda (Mt. 21:12; Mc. 11:15; Jn. 2:15).
La mesa implica comida en común, participación, provisión (Jue. 1:7; 1 Sam. 20:29, 34; 2 Sam. 9:7, 10, 11, 13; 11:8; 19:28; 1 R. 5:7; 10:5; Job 36:16; Sal. 23:5; Neh. 5:17). De particular importancia es la mesa de los panes de la proposición en el culto de Israel. Estaba hecha de madera de acacia recubierta de oro. La del Tabernáculo medía dos codos de longitud, uno de anchura y uno y medio de altura. Tenía una corona ornamental alrededor de su borde. Estaba situada en el lado norte del lugar santo. Además de los doce panes, había también sobre ella platos, cucharas, tazones y cubiertos (Ex. 37:10–16; 1 R. 7:48). Sobre los panes se ponía incienso con las cucharas, y los tazones se empleaban probablemente para las libaciones. Esta mesa representaba el lugar de Israel ante Dios. Cristo, como verdadero Aarón, continúa intercediendo por él ante el Padre; es un pacto perpetuo (Lv. 24:8); también es posible que implique la abundancia de bendición para las naciones a través del pueblo de Israel.
La «Mesa del Señor» es para los cristianos allí donde se reconoce la autoridad de Cristo como centro de comunión en la manifestación local de la unidad de su cuerpo (cf. 1 Cor. 10:15–22); «la mesa de los demonios» significa todo aquello de lo que participan los idólatras como resultado de la influencia de los demonios en relación con sus sacrificios (1 Cor. 10:20–21). No se puede participar de ambas con impunidad (1 Cor. 10:22). Así, participar de la Mesa del Señor es un gran privilegio que entraña la solemne responsabilidad de mantenerse separado para él (cf. también 1 Cor. 11:27–32; y 5:6–8). EUCARISTÍA, CENA.
Nombre de un lugar y de tres personajes del AT.
1. Heb. 4852 Meshá, מֵשָׁא, prob. de origen árabe; Sept. Massê, Μασσῆ; Vulg. Messa. Lugar de Arabia que limita con el país ocupado por los hijos de Joctán, descendientes de Sem (Gn. 10:30). Parece que se trata, por oposición a Sefar, de un territorio hacia el Oeste. Algunos autores sugieren Jebel Shammar y como alternativa plausible, la región de palmeras datileras de Gôf.
2. Heb. 4337 Meshá, מֵישָׁע = «salvación»; Sept. Marisás, Μαρισάς v. Marisá, Μαρισά; Vulg. Mesa. Miembro de la tribu de Judá, de la familia de Hezrón, de la casa de Caleb. Antecesor de los habitantes de Zif, de la tribu de Judá (1 Cro. 2:42).
3. Heb. 4331 Meshá, מֵשָׁא = «partida»; Sept. Mosá, Μωσά. Misá, Μισά; Vulg. Mosa. Uno de los hijos de Saharaim, tenido con > Hodes en el país de Moab. Miembro de la tribu de Benjamín, fue jefe de una familia (1 Cro. 8:8–9).
4. Heb. 4338 Meshá, מֵישָׁע = «salvación»; Sept. Mesá, Μεσά v. Mosá, Μωσά; Vulg. Mesa. Rey de Moab, hijo de Quemos-melec. Fue sometido por Omri y Acab, a quien pagaba un tributo anual de cien mil corderos y cien mil carneros con sus vellones (2 R. 3:4). Hacia el año 853 a.C., Acab fue muerto en la batalla de Ramot de Galaad, que probablemente tuvo lugar antes de la primavera, «el tiempo en que los reyes van a la guerra»; le sucedió su hijo Ocozías. La derrota de Israel y de Judá, junto con la muerte de Acab, alentaron a Mesa a rehusar el pago del tributo el año siguiente, el segundo del reinado de Ocozías (Josefo, Ant. 9, 2, 1; 2 R. 1:1). Josafat, rey de Judá, volvió de Ramot de Galaad a Jerusalén, probablemente en mayo, y emprendió su reforma religiosa (2 Cro. 19). Pero poco después los amonitas y los moabitas, aliados con los edomitas, invadieron Judá (2 Cro. 20:1). Josafat los derrotó, sometió Edom, y el reino de Judá reposó (2 Cro. 20:30). Muerto Ocozías, Joram, su hermano, subió al trono de Israel (2 R. 1:17). Al año siguiente (852 a.C. aprox.) Joram, deseoso de someter de nuevo a Moab al tributo, solicitó la ayuda de Josafat (2 R. 3:7). Este, probablemente deseoso de castigar a los moabitas por haber participado en la anterior invasión de Judá, accedió. El rey de Israel, acompañado de sus aliados, Josafat y un rey edomita cuyo nombre se desconoce, rodeó el límite meridional del mar Muerto. Los aliados corrieron el riesgo de morir de sed. El profeta Eliseo afirmó que habría agua si se hacían estanques por adelantado para recogerla; por la mañana, el valle se llenó de agua que quedó iluminada por la luz de la aurora. El rey de los moabitas (Mesa, sin duda), creyó que se trataba de sangre, y llegó a la precipitada conclusión de que los ejércitos enemigos se habían aniquilado entre sí. Intentó saquear el campamento de los israelitas, que puso a Moab en fuga y destruyó sus ciudades (2 R. 3:24, 25). Viéndose vencido en Kirhareset, el rey de Moab sacrificó a su hijo primogénito a su dios Quemos, quemándolo sobre la muralla. Los israelitas, horrorizados, levantaron el sitio y se volvieron a sus lugares sin haber obligado a Mesa a pagar el tributo (2 R. 3:25–27). Fue el deseo de conmemorar este suceso una de las razones que impulsaron a Mesa a levantar la famosa piedra que lleva el nombre de Estela de Mesa o Piedra de Moab. Véase MESA, Estela de, MOAB.