Pesas y medidas

1. Variedad de patrones.
2. Medidas de longitud.
3. Medidas de capacidad.
4. Medidas de peso.
5. Medidas de superficie.
I. VARIEDAD DE PATRONES. Como dijimos en la voz > metrología, los datos bíblicos respecto a pesas y medidas no pueden ser convertidos a pesas y medidas de nuestra época con un valor exacto, sino solo aproximado. Cada pueblo y cada región tenían sus propios pesos y medidas, que variaban de un lugar a otro. Como ocurre con los puntos cardinales, en los pesos y medidas también se cumple la ley que hace del cuerpo humano la medida de todas las cosas. Cuando se trataba de construir ciudades, u otras obras de ingeniería, como caminos, puentes y canales, se utilizaban medidas equivalentes a las distintas partes del cuerpo: mano, palmo, brazada, pie, etc. También un grano de semilla podía servir como elemento básico de medición. Hay, pues, medidas tomadas en referencia a partes del cuerpo humano, utensilios, carga promedio que podía llevar un animal, etcétera. Pero también llegaron a desarrollarse métodos de cálculo bastante precisos.
Los arqueólogos han encontrado que ya en tiempos de Ur Nammu, rey de Ur, alrededor del 2050 a.C., se establecieron pesos y medidas fijos para los negocios comerciales. En un himno a una deidad de la época se denuncia a los que hacían trampa mediante la sustitución de las pesas. Lo mismo puede leerse en el código de Hammurabi. La Ley de Moisés fue muy cuidadosa en exigir justicia en este asunto de las mediciones: «No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica, ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño. Pesa exacta justa tendrás; efa cabal y justo tendrás» (Dt. 25:13–15). Los profetas denunciaban a los que practicaban injusticia con los pesos y medidas (cf. Am. 8:14).
En Israel, los pesos y medidas se utilizaban con nombres provenientes, unos de Mesopotamia (seah, siclo), otros de Egipto (ephah, hin) y otros de Canaán. Sin embargo, hay que ser cuidadosos porque las medidas, a pesar de utilizar el mismo nombre en diversas regiones, no siempre son idénticas. También se da el caso de que había medidas que se identificaban con ciertas localidades. Los arqueólogos han encontrado, p. ej., «pesos de Carquemis». Todo esto debe tenerse en cuenta para entender que las equivalencias con las medidas de hoy no son exactas. La arqueología ha ido descubriendo en el Oriente Medio una gran cantidad de instrumentos que se utilizaban para medir: varas de madera, de piedra, recipientes con marcas, pesas, etcétera. Pero no ha sido posible identificar con exactitud si las encontradas realmente corresponden con las palabras que se utilizan en las Escrituras.
Hay mucha dificultad en establecer las equivalencias con las medidas de hoy, porque desde los días del Segundo Templo las medidas utilizadas en la Biblia dejaron de usarse. Los traductores prefirieron identificarlas con las que se utilizaban en su tiempo, algo que se hizo sin mucha precisión.
II. MEDIDAS DE LONGITUD. Generalmente se establecían siguiendo el tamaño promedio de las extremidades humanas. Se habla de:
1. Codo. Heb. ammah, אַמָּה; lat. cubitum. El espacio desde el codo hasta la punta del dedo corazón (Gn 6:15; Ex. 26:27; 1 R. 6:2; Ez. 40:41, etc.). Por eso se dice que la cama del rey Og tenía una longitud «de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre» (Dt. 3:11). Los eruditos han tratado de establecer las equivalencias con las medidas de los sistemas actuales. En términos aproximados, el codo israelita tenía unos 44, 5 cm. Este era el codo utilizado en las medidas del Templo de Salomón.
Codo mayor o real. Era de 55, 1 cm. Lo utiliza el profeta Ezequiel, que escribe bajo la dominación persa, cuando imperaba el uso de las medidas mesopotámicas (Ez. 40:5; 41:8). Hasta allí donde podemos saber, este codo ordinario tenía alrededor de 52 cm. Lo mismo sucedía en Babilonia: el codo real media tres anchos de dedo de más que el codo babilónico corriente (Heródoto, Hist. 1, 178). El codo egipcio ordinario, de alrededor de 45 cm., equivalía a seis palmos, es decir, a seis veces la anchura de una mano (Heródoto, 2, 149). El codo real egipcio, que tenía un palmo de más, medía alrededor de 52 cm., lo que queda demostrado por las cañas de medición halladas en las tumbas. El codo se seguía usando en tiempos del NT, pero la medida romana de este nombre equivalía a unos 52, 5 cm. (Jn. 21:25).
2. Dedo. Heb. etsbá, אֶצְבַּע. Era la más pequeña subdivisión del codo, equivalente a unos 1, 85 / 2, 5 cm. Las columnas del rey Salomón tenían «un cordón de doce codos» que las rodeaban, «y su espesor era de cuatro dedos» (Jer. 52:21).
3. Palmo. Heb. zereth, זֶרֶת. Era la distancia entre la punta del dedo meñique y la del pulgar, cuando se abría por completo la mano (Ex. 28:16; Ez. 43:13). Equivalía también a medio codo, o unos 22, 5 cm. Goliat «tenía de altura seis codos y un palmo» (1 Sam. 17).
4. Palmo menor. Heb. tephaj, טֶפַח. La distancia que abarcaban cuatro dedos de la mano, tomados por la base, o unos 7, 5 / 9, 2 cm. La mesa del Tabernáculo tenía «una moldura alrededor, de un palmo menor de anchura» (Ex. 25:25; cf. 1 R. 7:26; 2 Cro. 4:10).
5. Caña. Heb. qaneh, קָנֶה. Era un instrumento y también una medida equivalente a unos seis codos. En Ez. 40:5 se lee: «y la caña de medir que aquel varón tenía en la mano era de seis codos» (unos 2, 7 m.).
6. Cuerda. Heb. gomed, גֹּמֶד. Se usaba en Israel para medir longitudes de tierras y edificaciones. Encontramos varias expresiones que se refieren a ello, como en Am. 7:17 (“… tu tierra será repartida por suertes” [lit. por cuerdas]). Jer. 31:39 dice: “Y saldrá más allá el cordel de la medida”. Estos y otros usos parecidos señalan una cuerda que se utiliza para medir. Así, en el Sal. 16:6: “Las cuerdas me cayeron en lugares deliciosos y es hermosa la heredad que me ha tocado”. Ezequiel tiene una visión en la que aparece un varón que “tenía un cuerda de lino en su mano, y una caña de medir” (Ez. 40:3). Lo mismo ve Zacarías (Zac. 2:1).
7. Heb. tsaad, צַעַד = «paso» (2 Sam. 6:13).
Las distancias largas se medían, grosso modo, por el espacio que podía recorrer un tiro de flecha. Así, Agar, cuando le faltó agua a su hijo, “se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco” (Gn. 21:16). Distancias más largas se expresaban en términos de los días que se tomaba para recorrerlas. Labán “puso tres días de camino entre sí y Jacob” (Gn. 30:36).
8. Heb. kiberath haárets, כִּבְרַת הָאָרֶץ = «legua». Equivale a 5.572 m. de distancia y se utiliza en las traducciones castellanas para expresiones que en hebreo indican “una corta distancia”, que se podía recorrer, más o menos, en unas dos horas (Gn. 35:16; 2 R. 5:19).
9. Heb. derekh yom, דֶּרֶךְ יֹום, o mahalakh yom, מַהֲלַךְ יוֹם = «un día de viaje», método común para calcular las distancias (Gn. 30:36; 31:23; Ex. 3:18; 5:3; Num. 10:33; 11:31; 33:8; Dt. 1:2; 1 R. 19:4; 2 R. 3:9; Jon. 3:3; 1 Mac. 5:24, 28; 7:45; Tobit 6:1). La distancia podía variar dependiendo del viaje y de la naturaleza del territorio a recorrer. Equivalía a unos 32 km. Cuando el niño Jesús se quedó en Jerusalén, José y María «anduvieron camino de un día» buscándole (Lc. 2:44).
Durante el período grecorromano, las distancias se medían en millas y estadios:
10. Gr. 3400 milion, μίλιον, «milla», medida romana equivalente a 1.478, 5 m., que era el espacio que recorría una persona dando mil pasos: los romanos medían los pasos con un solo pie, de modo que un paso de ellos equivalía a dos de los nuestros (cf. Mt. 5:41); 5.000 pies romanos equivalían a una milla de alrededor de 1.480 m.
11. Gr. 4712 stadion, στάδιον; lat. stadium (2 Mac. 11:5; 12:9, 17, 29; Lc. 24:13; Jn. 6:19; 11:18; Ap. 14:20; 21:16), equivalente a unos 185 m. Ocho estadios romanos equivalían a una milla. El estadio griego se dividía en 600 pies. Como los pies variaban, el estadio olímpico medía 192, 5 m., en tanto que el ático tenía solo 147, 85 m. El término gr. stadion designaba primeramente el emplazamiento de la pista de carreras y después la distancia recorrida por un hombre vigoroso sin tomar aliento (cf. 1 Cor. 9:24).
12. Gr. sabbatou hodós, σαββάτου ὁδός, «camino de un día de reposo». Se había establecido en la Ley que en el día de reposo no se podía viajar, basado en Ex. 16:29: «Estése, pues, cada uno en su lugar». Los rabinos interpretaban que el «lugar» incluía el ejido de la ciudad, de conformidad con Nm. 35:5. De manera que dos mil codos era la distancia que se permitía viajar en el día de reposo.
13. Gr. 3712 orgüiá, ὀργυιά = «braza», longitud de los brazos extendidos, de mano a mano; se usaba para medir profundidades (Hch. 27:28). Equivalía a unos 1, 67 / 1, 80 m.
Comparación aproximada de longitudes:
Palmo — 3 palmos menores — 27, 7 cm.
Codo — 2 palmos — 55 cm, o algo menos.
Caña — 6 codos largos — 3, 32 m.
Braza — 1, 80 m.
Estadio — Alrededor de 185 m.
Milla — 8 estadios — Alrededor de 1.480 m.
Camino de un sábado — 2.000 codos — 1.100 m.
III. MEDIDAS DE CAPACIDAD. Para estas también se establecían patrones con referencia a órganos del cuerpo humano. Tampoco se conocen con exactitud las antiguas medidas de capacidad, que variaban frecuentemente a lo largo de las épocas, en particular durante y después de la cautividad. La unidad de medida para los sólidos era el efa; para los líquidos, el bato. Se ha identificado el contenido de dos unidades, a pesar de la diversidad de sus nombres (Ez. 45:11). Se puede establecer la siguiente tabla general:
a. Medidas de áridos
Heb. qab, קַב = «cab»; según los rabinos, equivalía a la sexta parte de un seah. Se menciona solamente en un pasaje: «Y hubo gran hambre en Samaria… tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata» (2 R. 6:25).
Heb. seah, סֶאָה, término que equivale a «medida» o «porción». Era de uso común en la vida doméstica. Según los rabinos, equivalía a una tercera parte de un efa, unos 7, 3 litros (Gn. 18:6; 1 Sam. 25:18; 2 R. 7:16; shalish, שָׁלִישׁ, Is. 40:12; Sal. 80:5); equivalente al gr. saton, σάτον, «medida», término de uso común en la vida doméstica: «una mujer… escondió en tres medidas de harina» (Mt. 13:33; Lc. 13:21). Aprox. 12 litros.
Heb. ómer, עֹמֶר «gomer», prop. «montón», equivalía a una décima parte del efa. La porción que le correspondía a cada israelita del maná que diariamente Dios enviaba era un gomer (Éx. 16:36).
Heb. ephah, אֵיפָה, «efa», palabra de origen egipcio, era igual al bato = 35 litros (Ex. 16:36; Lv. 5:11; 6:20; Nm. 5:15; 28:5; Jue. 6:19; Rt. 2:17; 1 Sam. 1:24; 17:17; Ez. 45:11, 13, 14; 46:5, 7, 11, 14).
Heb. homer, הֹמֶר = «montón». Medida de gran capacidad de cereales, equivalía a la carga que pudiera llevar un asno, unos 388, 8 litros (Lv. 27:16; Nm. 11:32; Is, 5:10; Ez. 45:13; Os. 3:2).
Heb. kor, כֹּר = «coro», por la forma circular del envase con que se medía. Era igual al homer, pero se utilizaba para áridos: «La provisión de Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina» (1 R. 5:11; 4:22; 2 Cro. 2:10; 27:5; Esd. 7:22; Ez. 45:14). En el NT equivalía a unos 370 litros y se usaba tanto para líquidos como para áridos («Cien medidas de trigo», Lc. 16:7).
Es posible que algunos alimentos se prepararan en términos de porciones fijas, por lo cual, cuando se dan detalles de ellos, se habla en ese sentido, sin mencionar el volumen: «Entonces Abigail tomó… doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos» (1 Sam. 25:18). Los arqueólogos han podido estimar las equivalencias métricas de las medidas mencionadas en el AT utilizando vasos o recipientes encontrados que tienen marcas indicadoras de su capacidad. En los textos más antiguos se habla del «puño», como en la expresión «un puño lleno de flor de harina» (Lv. 2:2; 5:12), equivalente a la cantidad que pudiera tomarse con tres dedos de la mano. También «el puñado» (Lv. 6:15), equivalente a lo que cupiera en la palma de la mano. Como es natural, este tipo de medición no era muy preciso.
El gr. modios, μόδιος, traducido «almud», se usaba para granos. Aproximadamente 8, 7 litros. También para designar el recipiente con que se realizaba la medición. Es en esa forma como aparece en Mt. 5:15: Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud. Era una medida romana.
b. Medidas de líquidos
Heb. bath, בַּת, «bato» (1 R. 7:26, 38; 2 Cro. 2:10; Esd. 7:22; Is. 5:10; Lc. 16:16). Equivalía a una décima parte de un homer y a 6 hin = 35 litros. Se usaba para líquidos, especialmente agua, aceite y vino. Se seguía empleando en tiempos del NT, gr. batos, βάτος: «Cien barriles de aceite» (Lc. 16:6). La palabra «barril» es la traducción del gr. batos. Equivalía a unos 39, 5 litros.
Heb. hin, הִין = «hin» (Ex. 29:40; 30:24; Nm. 15:4, 7, 9; Ez. 4:11; etc.). Equivalía a una sexta parte del bato. Se usaba para medir agua, aceite y vino. Equivalía a unos 3, 7 litros.
Heb. log, לג = «log» (Lv. 14:10, 12, 15, 24). Equivalía a la duodécima parte de un hin = 486 cc. La ofrenda amasada que debía hacer un leproso purificado incluía «un log de aceite» (Lv. 14:10).
En tiempos del NT se habla del gr. metretés, μετρητής, que se traduce por «cántaro» (Jn. 2:6). Era una medida equivalente a 35 litros.
Medidas de capacidad del AT, con equivalencias métricas aproximadas:
1 log
0, 3 litros

1 cab
1, 2 litros

1 gomer
2, 2 litros

1 hin
3, 6 litros

1 seah
7, 3 litros

1 efa, bato
22 litros

1 homer
220 litros

IV. MEDIDAS DE PESO. Entre los pueblos semíticos se utilizaban pesas de piedra y, excepcionalmente, de metal. Las pequeñas se metían en una bolsa que se colgaba de la balanza. Las medidas básicas eran el talento, la más grande de las que aparecen en la Biblia, el siclo y la gera (Ex. 38:25–26). El talento se dividía en tres mil siclos.
Heb. kikkar; כִּכָּר, «redonda, óvalo» (1 R. 9:14); gr. tálanton, τάλαντον, original. «plato de balanza», de ahí «peso»; lat. talentum, «talento». No hay mucha certeza sobre su equivalencia. Algunos piensan que sería igual a unas 60 minas, o sea 41, 0 kg. Naamán dio «dos talentos de plata» a Giezi (2 R. 5:23).
Heb. maneh, מָנֶה; ac. manû; en estas dos lenguas la raíz significa «contar» (1 R. 10:17); gr. mnâ, μνᾶ = «mina». Pesaba unos sesenta siclos (Ez. 45:12). Equivalencia aproximada: 684 g.
Heb. sheqel, שֶׁקֶל, «peso» (Ex. 30:13); gr. siklos, σίκλος = «siclo». Era la medida de peso más común. Por eso, muchas veces los traductores lo interpretan como «moneda»: «He aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano» (Gn. 20:16), aun cuando en la época de referencia no se conocía la acuñación de monedas. Posiblemente equivalía a 11, 4 gr.
Heb. gerah, גֵּרָה, prob. del ac. geru. Originalmente, esta palabra señalaba a una semilla de algarrobo, que se usaba como moneda. Equivalencia aproximada: 0, 57 gramos (Ex. 30:13), correspondiente al gr. óbolos, ὄβολος.
Heb. beqá, בֶּקַע. El término aparece en Gn. 24:22, traducido como «medio siclo» y en Ex. 38:26. Equivalencia aproximada: 5, 70 gr.
Entre los hebreos se puede establecer una tabla aproximada como sigue:
1 gera
0, 57 gr

1 beca
5, 70 gr

1 siclo
11, 4 gr

1 mina
600 gr

1 talento
34 kg

Sin embargo, hay una gran incertidumbre acerca de los dos últimos. La mina valía 15, 50, 60 o incluso hasta 100 siclos. Asimismo, las estimaciones varían entre 30 y 50 minas.
La «libra», gr. litra, λίτρα (Jn. 12:3; 19:39), era una medida romana. Equivalía a unos 327 / 360 gr. En Ap. 6:6 se habla de «dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario», pero aquí la palabra que se traduce por «libra» es khoînix, χοῖνιξ, estimada como equivalente a unas tres cuartas partes de un litro.
Las excavaciones han dado asimismo algunas indicaciones acerca de unas equivalencias aproximadas de los antiguos pesos israelitas. Casi todos los pesos primitivos hebreos eran de piedra. En Laquis se ha encontrado uno que llevaba la inscripción «neseph»: pesaba 10, 5 g.; una decena de pesos del mismo género tienen entre 9, 28 g. y 10, 21 g.; dos pesos de piedra, con la inscripción «pym», es decir, 2/3 de siclo, que pesan 8, 13 y 7, 8 g.; finalmente, dos pesos con la inscripción «beká», que pesan 6, 15 y 6, 09 g. La mayor parte de estos objetos datan probablemente del final del siglo VII y del inicio del siglo VI a.C. La existencia de pesos del mismo nombre, pero de valor diferente, permite admitir que los patrones palestinos diferían mucho según las localidades. Por otra parte, las balanzas carecían de exactitud.
En Babilonia y Asiria, 60 siclos equivalían a una mina. En estas regiones se distinguía entre los pesos ligeros (talentos, minas y siclos) y los pesos pesados de las mismas denominaciones. Estos segundos equivalían a exactamente el doble de los primeros. Había asimismo patrones locales, además de la maneh (mina) sumeria. Unas minas conservadas en el Museo Británico pesan desde 423 a 570 g., en tanto que una cierta mina babilónica, de peso mediano, no pesa más que 505 g. Se distinguen tres patrones para la mina babilónica. Según las constataciones hechas, el siclo no tenía siempre el mismo peso. En Ras Shamra (a 40 Km. al suroeste de Antioquía) se empleaba la mina de 50 siclos.
V. MEDIDAS DE SUPERFICIE. En la mayor parte de los países, las superficies eran indicadas en base a la extensión que podían arar un par de bueyes en un día, en heb. tsémed, צֶּמֶד, que se traduce como «yugada». Jonatán y su paje mataron a veinte hombres «en el espacio de una media yugada de tierra» (1 Sam. 14:14; cf. Is. 5:10). Otra medida muy antigua se correspondía con la cantidad de grano necesario para sembrar una superficie (Lv. 27:16).
El actus o «surco» romano medía 120 pies de longitud. La unidad de superficie de los romanos era el actus cuadrado. El jugerum, «yugada», equivalía al área trabajada en una jornada por un par de bueyes. Tenía un doble actus de longitud y un actus de anchura, lo que daba una superficie rectangular de 28.000 pies cuadrados romanos (2.518 m2.). Se supone que la yugada hebrea era análoga, pero no se pueden dar más precisiones.
Para áreas rectangulares se indicaban las medidas de los lados: «cinco codos de longitud, y cinco codos de anchura» (Ex. 27:1); «midió el atrio, cien codos de longitud, y cien codos de anchura, era cuadrado» (Ez. 40:47). Para áreas circulares se medía «de borde a borde», o sea, lo que hoy llamamos diámetro (2 Cro. 4:2). Véase CAMINO DE UN SÁBADO, METROLOGÍA, PALMO, PUÑADO, TALENTO.