Veneno

Sustancia vegetal, animal o mineral que, introducida en un organismo vivo, produce perturbaciones que pueden llegar a ser mortales (2 R. 4:39, 40; Ro. 3:13).
1. Términos y significado.
2. Uso y empleo.
I. TÉRMINOS Y SIGNIFICADO
1. Heb. 2534 jemah, חֵמָה = «calor intenso», denota tanto la fiebre debida al veneno de serpientes (Dt. 32:24, 33; Sal, 58:4; 140:3), como una pasión ardiente, sea ira, furor o indignación (Dt. 29:27, etc.); 7219 rosh, ראֹשׁ, también escrito רוֹשׁ, «planta venenosa, hierba amarga»; gen. «veneno», también el de serpientes (Dt. 32:33; Job 20:16), pues los antiguos creían que estas lo adquirían al ingerir hierbas amargas (Homero, Ilíada 22, 93–95). «No sea que haya entre vosotros una raíz que produzca una hierba venenosa [rosh] y ajenjo [laanah]» (Dt. 29:18); también: «Me dieron ajenjo [rosh] en lugar de alimento» (Sal. 69:21). «He aquí que haré comer ajenjo a este pueblo; les haré beber aguas envenenadas» (Jer. 9:15; 23:15; Lam. 3:19). «Sus uvas son uvas venenosas [rosh]; sus racimos son amargos» (Dt. 32:32).
1. Gr. 2447 iós, ἰός, indica algo como el óxido o «moho», que actúa sobre los metales y afecta su naturaleza (Stg. 5:3); veneno, como el de los áspides, que destruye los tejidos vivos, y se emplea como figura del mal empleo de los labios como órganos del habla (Ro. 3:13), y de la lengua (Stg. 3:8).
2. Gr. 5332 phármakon, φάρμακον, prop. «medicina», con un doble significado: remedio y veneno, pues era sabido que las sustancias empleadas con fines curativos también podían envenenar, dependiendo de la dosis. Todavía en la actualidad, algunos médicos hablan de «drogas» para referirse a los medicamentos. Curiosamente, esta voz fue acuñada por los magos de la antigua Persia y significa «demonio», pues los babilonios representaban cada enfermedad con una imagen que colocaban frente a la vivienda del paciente para ahuyentar a los malos espíritus; de ahí que los que manejaban los fármacos y las drogas fueran tenidos por seres de naturaleza especial. En Gálatas 5:20, el apóstol Pablo utiliza la palabra pharmakeía, φαρμακεία, para referirse a la > hechicería, prob. por sus connotaciones mágicas.
II. USO Y EMPLEO. No es posible identificar ningún veneno mencionado en la Biblia porque los hebreos no hicieron uso de ellos ni para eliminar a sus enemigos ni para quitarse la vida. La única vez que se menciona el veneno en este sentido es en la época tardía de los Macabeos, y no en relación con un judío, sino con el gentil Ptolomeo Macrón, juez justo y respetuoso con los judíos, que se envenenó «por no poder desempeñar honrosamente su cargo» (2 Mac. 10:13).
En Job 6:4 se hace, sin duda, alusión a la antiquísima costumbre de envenenar flechas con una sustancia vegetal (Homero, Odisea 1:261, 262; Ovidio, Trist. 3, 10, 64; Fast. 5, 397; Plinio, Historia Natural 11, 115; 18, 1). Era una práctica tan común en el mundo antiguo que el nombre gr. toxikón, τοξικόν, orig. el veneno con que se untaba la punta de la flecha, se aplicó al veneno en general, de donde procede el término castellano «tóxico», con el mismo significado. Plinio se refiere al empleo de extracto de tejo usado como veneno por una tribu de piratas árabes que infestaba el mar Rojo (Hist. Nat. 16, 20). Los galos empleaban una planta venenosa, el limeum, que pasaba por ser mortal para las fieras (Hist. Nat. 27, 76).
El empleo de veneno con propósitos criminales estaba en boga en el mundo romano y en la antigüedad en general. Dioscórides, médico de Nerón, dice: «Es difícil prevenirse contra el veneno, ya que se puede utilizar sin que nadie lo advierta, engañando hasta a los más expertos» (cf. Suetonio, Nerón, 33–35; Tiberio, 73; Claudio, 1). El veneno, en estos casos, se añadía a las bebidas, al vino, a la sopa, a las lentejas y también se mezclaba con medicamentos. El miedo a ser envenado hacia que cada gobernante tuviese un cortesano o esclavo que previamente probaba todas las comidad y bebidas. Al mismo tiempo, se dedicaban grandes esfuerzos a descubrir antídotos que neutralizaran los efectos del veneno. La primera referencia al veneno, sobre todo de origen vegetal, se encuentra en los libros de los Vedas (s. XV a.C.), el Ayurveda o Libro de la ciencia de la vida. En ocasiones, los condenados a muerte eran obligados a beber algún tipo de veneno; también se recurría a él en casos de suicidio (cf. 2 Mac. 10:13).
Una de las promesas que registra el Evangelio de Marcos es que el veneno no podrá dañar a los que acojan con fe la palabra de Cristo: «Y si llegan a beber cosa venenosa, no les dañará» (Mc. 16:18). No se menciona nada similar en ningún otro pasaje bíblico. Según V. Taylor, «la atmósfera de este pasaje es la de los años 100–140 d.C.». Detrás de este lenguaje está «la convicción de que el cristiano está lleno de un poder para enfrentarse con la vida que otros no poseen» (W. Barclay).
El Evangelio de Mateo dice, según la lectura de la LXX, que en cumplimento de la profecía sobre la muerte del Mesías, a Jesús le dieron «a beber vino mezclado con hiel» (oxos metá khles, ὄξος μετὰ χλῆς, Mt. 27:34; cf. Sal. 69:21 donde el heb. dice rosh y la Sept. traduce khles, χλῆς, «hiel»). En el pasaje paralelo de Marcos 15:23 se habla de «vino mezclado con mirra», que era un ingrediente muy amargo. Véase HECHICERÍA, HIEL, HIERBAS AMARGAS, MIRRA, SERPIENTE.