Torre

Edificación alta hecha de materiales fuertes, regularmente de piedra. Es la traducción de diferentes términos hebreos y griegos:
1. Heb. 4026 migdal, מִגְדָּל, también escrito מִגְדַּל, o migdol, מִגְדּוֹל (gr. pyrgos, πύργος; lat. turris), a veces nombre propio: > Migdol (Ex. 14:2; Nm. 33:7; Jer. 44:1; 46:14; Ez. 29:10; 30:6). Significa «torre» (Gn. 11:4), «fortín» (Jue. 8:8–9) y «atalaya» (2 Cro. 26:9), y se encuentra unas 50 veces en el AT. En Neh. 8:4 indica un «púlpito» o plataforma de madera, desde la que Esdras se dirigió al pueblo.
2. Heb. 975 baján, בַּחַן, bajón, בָּחוֹן, y bajún, בָּחוּן = «torre de vigía» (Sept. épalxis, ἔπαλξις), de baján, בחן, «escudriñar, explorar». En Is. 32:14 prob. se refiere a la torre de > Ofel (Neh. 3:26).
3. Heb. 6438 pinnah, פִּנָּה, gral. «esquina, pináculo», en dos ocasiones «torre» (Sof. 1:16; 3:6); Sept. gonía, γωνία; Vulg. angulus.
4. Heb. mitspah, מִצְפָּה = «torre de vigilancia»; Sept. skopiá, σκοπιά; Vulg. specula. Nombre propio: > Mizpa (Gn. 31:49; Jue. 11:11; 20:1 etc.).
5. Heb. misgab, מִשְׂגָּב = «ciudadela»; Sept. okhýroma, ὀχύρωμα; Vulg. robur. Solo aparece una vez en sentido poético: «¡Ay de Nebo, porque es destruido! Quiriataim es avergonzada y capturada; la ciudadela [Misgab] es avergonzada y arrasada» (Jer. 48:1).
6. Gr. 4444 pyrgos, πύργος, término general que indica en el NT la torre de vigilancia de una viña (Mt. 21:33; Mc. 12:1); prob. también en Lc. 14:28 (cf. Is. 5:2); en Lc. 13:4, la torre de Siloé, la moderna Silwán, que está construida en un empinado acantilado rocoso.
Torres de vigía o puntos fortificados en lugares fronterizos o expuestos a la invasión enemiga, aparecen con frecuencia en el AT, como la torre de Edar (Gn. 35:21; Miq. 4:8; Is. 21:5, 8, 11; Hab. 2:1; Jer. 6:27; Cant. 7:4). Gedeón destruyó una torre que había en > Peniel (Jue. 8:9, 17). Abimelec murió delante de la torre de > Tebes, cuando una mujer le arrojó desde ella una rueda de molino (Jue. 9:51–54).
Debido a la importancia del ganado, también se erigieron torres para vigilar los rebaños, como las mandadas construir por el rey > Uzías en los confines de los desiertos, heb. midbar (2 R. 17:9; 2 Cro. 26:10), y también en los bosques (joreshim) de Judá, y que realizó su hijo Jotam (2 Cro. 27:4). Restos de estas fortificaciones aún son visibles hoy.
El pequeño propietario solo tenía una cabaña en sus viñas (Is. 1:8), pero los terratenientes edificaban torres para defender su posesión contra los merodeadores (Is. 5:2; Mt. 21:33; Mc. 12:1; Lc. 14:28), y las había que llegaban a ser verdaderas fortalezas. Estas torres siguen en uso en Palestina como morada y refugio de los agricultores, especialmente cerca de Hebrón.
Las fortificaciones de las ciudades incluían torres defensivas con propósitos militares (2 Cro. 14:6; Neh. 3:1). Flanqueaban las puertas de la ciudad y las esquinas de las murallas (2 Cro. 14:7; 26:9, 15; 32:5; 1 Mac. 5:55; 13:33, 43, etc.; cf. Is. 23:3; 30:25; Ez. 26:4, 9). También había torres en el interior que servían de ciudadela (Jue. 9:46). Jerusalén contaba con un buen número de ellas, cada cual con su nombre propio (Neh. 3:11; 12:38; Jer. 31:38, etc.). En ellas se situaban centinelas, máquinas de guerra (2 R. 9:17; 2 Cro. 26:15) y, al acercarse el enemigo, se convertían en refugio de la población (Jue. 9:51, 52; Sal. 61:3, 4), desde donde se podían lanzar proyectiles con facilidad. El mismo Templo tenía sus propias torres. Digna de mención es la torre de Hananeel, en los muros de Jerusalen (Jer. 31:38; Zac. 14:10), reconstruida en tiempos de Nehemías (Neh. 3:1; 12:39). Véase ANTONIA, ATALAYA, BABEL, TEMPLO.