SÉFORIS

Gr. Sepphoris, Σεπφώρις v. Séphphoris, Σέφφορις, del heb. Zippori. Ciudad a 6 km. al noroeste de Jerusalén, al norte de Nazaret, no lejos del monte Tabor. No figura en la Biblia, y es descrita por Josefo como «el ornamento de toda la Galilea» (Ant. 18, 2, 1). Edificada en la cima de un monte, en el camino de Ptolemaida y la vieja Via Maris, se encontraba entre el mar Mediterráneo y el mar de Galilea, con abundante agua de manantiales y un valle fértil a su alrededor. Fundada en la época helenística, el más antiguo asentamiento data de las épocas hasmonea y herodiana. Atacada por > Herodes el Grande al comienzo de su lucha por el trono judío, la tomó en su primera campaña galilea (Josefo, Ant. 14, 15, 4). Estaba habitada por algunas familias poderosas de judíos de Alejandría. Herodes la convirtió en su posesión más preciada, seguramente porque se sentía seguro y a gusto en un medio helenizado. La reconstruyó haciendo de ella un lugar hermoso de Galilea, con privilegios similares a los que disfrutaban las ciudades de la > Decápolis. La dotó de autonomía, instituciones y formas de vida afines a la cultura cosmopolita de su tiempo.
Con Félix, procurador de Judea (ca. 52). siendo rey Agripa II, fue nombrada capital administrativa de Galilea (Flavio Josefo, Vida 9), con lo que se convirtió en rival directa de Tiberíades, que buscaba aquella distinción para sí. Agripa llevó a Séforis el tesoro real y la administración de justicia. La amistad de Séforis hacia Roma concitaba odios, celos y rivalidades de los demás enclaves urbanos y rurales de Galilea.
La cercanía del mar, el hecho de ser morada de una población abigarrada, parecida al mundo de Alejandría, aunque a muy menor escala, la había convertido en centro comercial y lugar de intercambio con el mundo mediterráneo. A Séforis llegaban las mercancías que luego se redistribuían por toda la Galilea y la Palestina interior, hasta Arabia, contando al parecer con una especie de consulado de mar en el puerto del Pireo. El puerto de Tolemaida era punto de entrada y salida. La importancia de la ciudad se medía también por el tipo de moneda que acuñó, las tressis, de curso en el medio romano. La importancia del lugar como emporio comercial atrajo a judíos de todo el mundo mediterráneo, sobresaliendo la colonia alejandrina. Entre las lenguas más escuchadas estaba el griego.
En lo cultural y religioso, Séforis fue un ejemplo dinámico del helenismo de su tiempo. Se dio un proceso de síntesis entre la fe judía, la filosofia griega y la ideología y pragmatismo romanos. En ella se encontraban las corrientes de pensamiento nuevo y lo más representativo de la espiritualidad, de las letras y de la política de su tiempo.
Durante la rebelión judía contra Roma del año 66 d.C., Séforis se pasó al bando romano y abrió sus puertas a las legiones del emperador Vespasiano, gracias a lo cual se salvó. Se instaló en la ciudad una guarnición de 6.000 soldados de infantería y 1.000 de caballería. Destruida Jerusalén, Séforis llegó a convertirse en el centro de la vida religiosa y espiritual de Israel hacia el siglo II d.C. El Sanedrín, encabezado por rabí Yehudá Hanasí, se encontraba en Séforis a comienzos del siglo III; en esa época, los judíos constituían la mayoría de la población de la ciudad. Incluso después de que la sede del Sanedrín se trasladase a Tiberíades, Séforis siguió siendo un centro del estudio de la Biblia y destacados sabios enseñaban en sus numerosas academias. Los hallazgos de ricos mosaicos con figuras durante las excavaciones efectuadas en ella, brindan clara evidencia del carácter romano de la población pagana de la ciudad, que coexistía en armonía con los judíos durante el período de prosperidad económica a finales del período romano. Séforis fue destruida en el año 363 por un terremoto, pero reconstruida poco tiempo después, manteniendo su centralidad social y espiritual en la vida judía de Galilea.
Durante la época bizantina, la comunidad cristiana de Séforis aumentó considerablemente. Este crecimiento estuvo acompañado de la construcción de muchas iglesias y de la participación cristiana en los asuntos municipales. Después de la conquista árabe a mediados del siglo VII, la ciudad decayó hasta convertirse en una pequeña aldea.
Bajo el dominio cruzado durante el s. XII, se construyeron en la parte más alta de la ciudad una pequeña torre de reloj y una iglesia dedicada a Ana y Joaquín, padres de María, madre de Jesús, porque según una tradición cristiana, Ana era oriunda de Séforis.
Los descubrimientos arqueológicos recientes revelan la existencia de una > acrópolis en lo alto de la colina. Los edificios, de uno y dos pisos de alto, estaban construidos a ambos lados de una angosta calle pavimentada. Un rasgo característico son los múltiples baños rituales judíos para uso doméstico, cortados en la roca y enlucidos, con varios escalones que conducen hacia la base.
Un gran > teatro, de 74 m. de diámetro y con una capacidad de 4.500 asientos, fue construido en la ladera norte de la acrópolis durante el período romano. Su auditorio semicircular estaba parcialmente cortado por la ladera, mientras que sus lados y partes superiores estaban apoyados en fundamentos de piedra y bóvedas. Quedó muy dañado en la antigüedad. Una magnífica villa romana del siglo III quedó al descubierto en el lado occidental de la acrópolis. Esta residencia de dos pisos contenía muchas habitaciones, algunas con un piso de coloridos mosaicos, alrededor de un patio central de tipo atrio; sus pórticos cubiertos se sostenían por columnas.
La ciudad baja al este de la acrópolis presenta una red de calles y bloques de edificios bien planificados. Dos calles pavimentadas con columnas y pasajes techados a sus lados tenían tiendas a ambos lados. Se han encontrado restos de una sinagoga del siglo VI, de forma alargada con una línea de columnas que la dividía en un salón principal y un pasillo angosto. El mosaico del salón principal tiene un zodíaco en el centro con el dios del sol Helios en su carro rodeado de figuras humanas, los signos del zodíaco y los nombres de los meses. El piso está dividido en franjas, algunas de las cuales ilustran escenas como Abraham y los ángeles, el sacrificio de Isaac y otros rituales del Templo (un sacrificio, ofrendas de los primeros frutos y una mesa con el pan de la proposición).