Yugo

Heb. 4132 mot, מוֹט = «yugo», palo torcido (Nah. 1:13); 4133 motah, מוֹטָה = «yunta, yugo» (Is. 66:6,9; Jer. 27:2; 28:10, 12, 13); 5923 ol, עֹל = «yugo, carga» (Gn. 27:40; Nm. 19:2; Lv. 26:13; Dt. 21:3; 1 Sam. 6:7; Is. 9:4; Jer. 5:5; etc); gr 2218 zygós, ζυγός = «yugo», que sirve para unir dos cosas; Vulg. iugum.
Instrumento de madera empleado para uncir un par de bueyes o caballería a la lanza de la carreta o timón del arado, que se ajustaba, por su parte interior, generalmente curvada, a la cabeza o a la nuca de los animales para uncirlos a un carruaje o a un arado (Nm. 19:2). Era necesario que se adaptara bien. Un yugo pesado o de mala forma era realmente una tortura para el tiro. Los animales que habían llevado yugo no eran válidos para ser ofrecidos en sacrificio (Nm. 19:2; Dt. 21:3; 1 Sam. 6:7).
También había yugos para transporte de cosas y objetos, por ejemplo ladrillos o fruta, utilizados por las personas, tal como se observa en las inscripciones egipcias y todavía se ve en algunos pueblos, especialmente para acarrear agua. Los cautivos de guerra a menudo eran apresados y atados a yugos, lo que aumentaba su sujeción y humillación ante el enemigo vencedor. La desobediencia a los preceptos de la Alianza es amenazada, entre otros males, con el terrible castigo de servir a los enemigos «que Yahvé enviará contra ti, en medio del hambre, de la sed, de la desnudez y de la falta de todas las cosas. Él pondrá sobre tu cuello un yugo de hierro, hasta destruirte» (Dt. 28:48; cf. Jer. 28:14). En este caso, el «hierro» sirve para expresar la pesadez de la desgracia. De modo que la imagen del yugo, por significar una carga y opresión sobre el cuello, vino a simbolizar todo tipo de sufrimientos y calamidades que se abaten sobre una persona (Lam. 1:14; 3:27; Is. 14:25), así como impuestos gravosos (1 R. 12:4, 9–14; 2 Cro. 10:4ss.; Neh. 5:15). En especial, la palabra heb. ol, עֹל, es usada con frecuencia como símbolo de esclavitud y servidumbre (1 R. 12:4–11; Is. 9:4; 10:27; 14:25; 47:6; Jer. 5:5); por el contrario, romper el yugo es una señal de libertad (cf. Gn. 27:40; Jer. 2:20; 5:5; Nah. 1:13). Precisamente, la liberación de la esclavitud egipcia es representada por la ruptura del yugo: «Yo, Yahvé vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto para que no fueseis sus esclavos. Yo rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con la cabeza erguida» (Lev. 26:13, cf. Is. 9:4; 10:27; Ez. 34:27).
Tomar voluntariamente el yugo sobre uno mismo vino a expresar en el rabinismo la aceptación de la doctrina y mandamientos rabínicos. En este contexto hay que entender las palabras de Jesús respecto a tomar sobre sí su yugo, que es fácil y ligero de carga, frente a la multitud de preceptos de los fariseos (Mt. 11:29, 30), y de la Ley (Hch. 15:10). Esta es la libertad con que Cristo libera, frente al yugo de la esclavitud (Gal. 5:1).
La palabra yugo también significa «pareja», pues los bueyes se ataban de dos en dos (1 Sam. 11:7; 1 R. 19:19, 21; Is. 21:7: Lc. 14:19). El apóstol Pablo la utiliza para referirse a Síntique, fiel «compañero», gr. sýzygos, σύζυγος (Flp. 4:3). Hay intérpretes que lo entienden como nombre propio, Syzigus.