Doctrina

Doctrina En el Antiguo Testamento, doctrina significa «lo que es recibido» (Dt 32:2; Job 11:4; Pr 4:2). Dios, como fuente de conocimiento, es llamado «maestro» (Sal 94:10) y su enseñanza se manifiesta en juicios (Dt 4:1), palabras (Dt 4:10) y en su voluntad, fundamentalmente contenida en la Ley. «Enseñar» significa conducir al hombre a la experiencia más íntima con la voluntad divina, puesto que la doctrina afecta tanto al intelecto como a la voluntad humana.

En el Nuevo Testamento se emplean varios términos relacionados con el acto y el contenido de la enseñanza tanto de Jesús (Mt 7:28) como de los apóstoles (Hch 2:42; Ro 6:17). Jesús es el objeto inmediato de la doctrina y la conducta del creyente el resultado (Flp 2:1ss). De aquí las relaciones de la enseñanza con otras actividades tales como «amonestar», «advertir», «exhortar».

En el Nuevo Testamento, la doctrina se califica con las expresiones: «según la piedad» (1 Ti 6:3; Tit 1:1), «buena» (1 Ti 4:6) y «sana» (Tit 2:8), en contraste con los efectos perniciosos de las falsas doctrinas. En las Epístolas pastorales la doctrina aparece formada con más rigidez, restringida al ejercicio de ciertas personas y como señal de ortodoxia ante las → Herejías.