Sombra

Producida por árboles, nubes, rocas, etc. (Jon 4:6; Is 25:4, 5; 32:3), la sombra era agradable refugio del sol ardiente de la Tierra Santa (Sal 121:6). De ahí que se use como metáfora de abrigo, amparo o protección proporcionado por una persona, una ciudad o un reino (Gn 19:8; Jue 9:15; Cnt 2:3; Is 30:2; Jer 48:45). Esta figura se aplica especialmente a Dios al hablar de su protección soberana (Sal 91:1; Lm 4:20; Os 14:7) en términos de la sombra de su mano (Is 49:2; 51:16) y de sus alas (Sal 36:7; 57:1; 63:7). Por cuanto una sombra está continuamente cambiando y no tiene permanencia en sí, es símbolo también de la transitoriedad de la vida humana (1 Cr 29:15; Job 8:9; Sal 102:11; Ec 6:12) en contraste con la inmutabilidad de Dios (Stg 1:17). Las ceremonias del Antiguo Testamento se dice que son sombra de las cosas que se cumplen en el Nuevo Testamento (Col 2:17; Heb 8:5; 10:1).