RAFAEL

Heb. 7501 Rephael, רְפָאֵל = «Dios sana»; gr. Rhaphael, Ῥαφαήλ. Nombre de un personaje del AT y de un ángel.
1. Hijo de > Semaías el levita, de la casa de > Obededom, uno de los porteros valerosos y esforzados del Templo en tiempos de David (1 Cro. 26:7).
2. Nombre de uno de los siete ángeles que está delante de la gloria de Dios (Tob. 12:15; cf. Ap. 21:9; 22:8). Aparece en el libro de Tobías y es mencionado abundantemente en los > apócrifos, que lo llaman > arcángel. En forma humana aparece como el viajero acompañante de Tobías, cuando este se dirigía a > Regues de Media y no tenía quien le acompañase ni conocía el camino, llamándose a sí mismo «Azarías, hijo de Ananías» (Tob. 5:12). Estos dos nombres aparecen en otros pasajes bíblicos (1 R. 4:2–5; Jer. 37:13; 43:2; Esd. 10:28; Neh. 3:3, 23; 1 Cro. 2:8, 28; 3:19–21; 2 Cro. 15:1).
La historia de esta travesía esta llena de aventuras, y en ella es visible la influencia protectora del ángel. P.ej., cuando Tobías baja a bañarse al río Tigris, sale un enorme pez a devorarlo, pero Rafael interviene y lo salva; entonces le ordena atrapar al pez, que luego comen, indicándole que le extraiga el corazón, el hígado y la hiel para utilizarlos como medicina (Tob. 6). Un demonio llamado > Asmodeo impedía que Sara, futura esposa de Tobías, consumara su matrimonio matando a los maridos la noche de bodas, pero sobre la palabra del ángel, Tobías tomó el hígado y el corazón del pez y lo puso sobre las brasas de los perfumes su noche de bodas, venciendo así al demonio (Tob. 8:2). La hiel sirvió para untar los ojos de su padre ciego, gracias a lo cual recobró la vista (Tob 11:13). Después de estos acontecimiento, Azarías revela su nombre y naturaleza: «Yo soy el ángel Rafael, uno de los siete que presentan las oraciones de los justos ante el Señor» (Tob. 12:15). Rafael tenía en el cielo el encargo de presentar las oraciones de Tobit y Sara delante del Santo, a la manera como los oficiales y ministros de la corte real presentan al soberano los memoriales de las súplicas de sus subditos. Rafael se presenta aquí, no como intercesor y abogado de Tobit ante Dios, sino como mediador y simple ministro. Dios recibía por mediación de Rafael las oraciones de Tobit y Sara, y las tenía en cuenta para remunerarlas en el tiempo oportuno, de acuerdo con sus inescrutables designios. También Rafael asistía a Tobit y le acompañaba en aquellos momentos en que con diligencia, e interrumpiendo incluso sus comidas, practicaba la obra de misericordia de enterrar a los muertos, hecho que el ángel anotaba y presentaba ante Dios. Fue enviado en recompensa para devolverle la vista y librar a Sara del demonio, además de otros favores.
Por naturaleza es un ser incorpóreo, invisible; pero al ser mandado por Dios, tomó aquella forma sensible que mejor se ajustaba a la misión que se le había confiado y «parecía a la verdad que yo comía y bebía con vosotros, pero yo me sustento con un manjar invisible y una bebida que no puede ser vista de los hombres» (Tob. 12:19; Sab. 16:20). A semejanza de los vasallos y servidores de los reyes de la tierra (1 Sam. 22:17; 1 R. 12:6–8; 2 Cro. 9:7), Rafael tenía libre entrada ante la majestad del Altísimo para cumplir con su misión específica de presentar a Dios las oraciones de los justos como Tobit.
Algunos autores se inclinan por considerar el número siete como simbólico, en el sentido de «uno de los muchos», o tomar el número en sentido propio y simbólico al mismo tiempo: «Yo soy uno de los siete que estamos ante Dios», lo cual no impide que fueran más o menos de siete. Hay quien busca el origen de este número septenario en Ezequiel caps. 9 y 10, en donde se habla de espíritus y querubines al servicio de la gloria de Dios (9:3; 10:3–7) y en donde, aunque de manera oscura, se diseña el número siete (9:2–3). Con este número relacionan otros el texto de Zac. 4:10 y Ap. 1:4; 3:1; 8:2.
En el apócrifo Libro de Enoc, Rafael es uno de los cuatro ángeles que están alrededor del trono de Dios, junto con > Miguel, > Uriel y > Gabriel (cap. 40). Se le asigna un lugar detrás del trono, al lado del estandarte de Efraín (cf. Nm. 2:18). Su nombre es interpretado como el sanador del cisma provocado por > Jeroboam, que surgió de esa tribu (cf. 1 R. 11:26). En otra ocasión, con Miguel, Gabriel y Uriel intercede por los hombres ante el trono de Dios antes del diluvio (En. 9). Dios escucha la súplica de los ángeles y envía a Rafael para encadenar al demonio Azazek de pies y manos por haber corrompido la tierra con su ciencia y haber enseñado a los hombres toda clase de revolución y desorden (En. 9; cf. Tob 6, 8). Señala a Enoc el árbol de la ciencia del bien y del mal del que comieron los primeros padres (En. 32). Los mismos ángeles son nuevamente señalados con referencias al demonio corruptor Azazel (En. 53:6). «Después Miguel, Gabriel, Rafael y Fanuel los cogerán en ese gran día y los arrojarán en el horno ardiente para que el Señor de los Espíritus les castigue por su iniquidad, porque se han hecho los servidores de Satán y han arrastrado al pecado a los que habitan la tierra y las extremidades del cielo» (cf. Ap. 20:1ss.; 20:10).
En el apócrifo cristiano Evangelio de Bartolomé, el autor hace decir a Satanás: «Yo fui llamado el primer ángel, porque cuando Dios hizo el cielo y la tierra, tomó un puñado de fuego y me formó a mí primero; el segundo fue Miguel; el tercero, Gabriel; el cuarto, Rafael; el quinto, Uriel; el sexto, Satanael y otros 6.000 ángeles más» (Bart. 4:28ss).
Su carácter simbólico en la literatura apócrifa es el de mensajero de la ayuda divina que fluye de la misericordia de Dios. La tradición lo identifica con el ángel que el Señor enviaba periódicamente a remover las aguas de la piscina de > Betseda o «casa de la misericordia» (cf. Jn. 5:2). Véase ARCÁNGEL, ASMODEO, AZAZEL, TOBÍAS.