INIQUIDAD

INIQUIDAD. Significa, literaimente, injusticia, la condición de no ser recto, ya sea en relación con Dios, en base a su norma inamovible de justicia y santidad, o en relación con los hombres, en base a lo que el hombre sabe que es justo por su propia conciencia. En el AT se señala la iniquidad como condición interna del corazón del hombre (Sal. 58:2), aplicándose también el término iniquidad a los actos injustos cometidos (Sal. 36:12). Los miembros del hombre pecador son instrumentos de iniquidad (Ro. 6:13ss.); está en acción el misterio de la iniquidad que culminará con la llegada de «aquel inicuo» (2 Ts. 2:7–12), que conducirá a un mundo apóstata a una rebelión contra Dios haciéndose pasar por Dios (v. 4; véase ANTICRISTO); el creyente debe apartarse de iniquidad en su vida y relaciones (2 Ti. 2:19), y a seguir «la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor» (v. 22). Mediante el derramamiento de su sangre el Señor Jesús ha puesto en vigor el Nuevo Pacto, en base del cual puede justificar a los que en Él creen (Ro. 3:22–26); así, Dios promete: «nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades». El destino de los no arrepentidos será el castigo eterno (Mt. 13:41). (Véase IMPIEDAD.)