MAJESTAD

Del lat. maiestas; significa «grandeza»; traducción de cinco palabras hebreas diferentes, una aramea y una griega:
1. Heb. 1347 gaón, גָּאוֹן = «grandeza, eminencia, excelencia, alteza, dignidad» (Job 40:10; Is. 2:10, 19, 21; 26:10).
2. Heb. 1926 hadar, הָדָר = «dignidad, esplendor, majestad» (Sal. 21:5; cf. Dan. 4:30).
3. Heb. 1935 hod, הוֹד = «majestad, belleza, honor» (Job 37:22).
4. Heb. 1348 geúth, גֵּאוּת = «sublimidad, grandiosidad, excelencia» (Is. 26:10).
5. Heb. 1420 gedulah, גְּדוּלָה = «grandeza», fem. de 1419 gadol, גָּדֹל, «grande» (Sal. 145:3, 6).
6. Aram. 7238 rebú, רְבוּ = «grandeza, majestad» (Dn. 4:36; 5:18; 7:27).
7. Gr. 3168 megaleiotes, μεγαλειότης = «esplendor, magnificencia» (Hch. 19:17; 2 Pd. 1:16); de megas, μέγας, «grande»; 3172 megalosyne, μεγαλωσύνη = «grandeza, divinidad» (Heb. 1:3; 8:1; Jud. 25).
El término «majestad» aparece con mayor frecuencia en relación con Dios y su obra (Job 37:22; Is. 2:10, 19, 21; etc.), mientras que para los soberanos terrenales se usan otros términos sinónimos gral. traducidos por «grandeza» (Est. 1:19; Sal. 21:5; Dn. 2:37: 4:30), excepto el aram. rebú, רְבוּ, traducido «majestad» (Dn. 4:36; 5:18; 7:27).
Por «majestad» se entiende la grandeza de Dios respecto a su realeza en relación con su pueblo; él es la soberana majestad real de Israel, y por extensión, del mundo entero: «Yahvé reina; se viste de majestad. Firme es tu trono desde la antigüedad» (Sal. 93:1s., cf. 145:5). La misma idea expresa el cronista en la oración de David: «Tuya es, oh Yahvé, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Yahvé, es el reino, y tú eres excelso sobre todos» (1 Cro. 29:11). La confesión de la «majestad» de Dios constituye siempre una declaración de su grandeza y una invitación a la adoración y la alabanza (cf. Sal. 48:1; 95:3, 6).
En el NT la carta de 2 Pedro 1:16 utiliza el término gr. megaleiotes para definir la gloria real de Cristo en la transfiguración: «Habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad». En Hebreos, la frase «la majestad» se usa dos veces con el sentido de «Dios», al decir que Cristo ascendió al cielo se sentó «a la diestra de la Majestad en las alturas», o «diestra del trono de la Majestad en los cielos» (1:3; 8:1).