MINISTRO

Del lat. minus o minor, quien sirve u obedece en calidad de inferior respecto a un superior o magister, «jefe, maestro», de magis = «más».
1. Heb. meshareth, מְשָׁרֵת, aquel que ayuda a una gran personalidad; Sept. leiturgós, λειτουργός. Se aplica a quien está al servicio de una persona importante, p.ej. José en la administración de los bienes de su señor (Gn. 39:4); Josué al servicio de Moisés, cuidándose del primer Tabernáculo, sucediéndole después en el caudillaje de Israel (Ex. 24:13; Sept. parestekós autô, παρεστηκὼς αὐτῷ; Aquila y Símaco, ho leiturgós autû, ὁ λειτουργὸς αὐτοῦ; cf. Ex. 33:11, Sept. therapon Iesûs, θεράπων Ἰησοῦς; Nm. 11:28; Jos. 1:1, Sept. hypurgós Moysê, ὑπουργὸς Μωυσῆ); Eliseo en cuanto ayudante de Elías, en cuyas manos vertía agua (2 R. 4:43; 6:15, Sept. leiturgós, λειτουργός; comp. 2 R. 3:11; 1 R. 19:21). También se utiliza para los funcionarios de palacio, p.ej. > Zabud, hijo de Natán, era principal oficial o ministro, amigo del rey Salomón (1 R. 4:5); Abisag ocupaba un puesto de honor en su servicio a David (1 R. 1:4, 15). El mismo término se aplica a los ángeles en el Sal. 103:21 (Sept. leiturgoí, λειτουργοί; comp. Sal. 104:4; Heb. 1:7).
Los profetas e historiadores posteriores designan con este término a los sacerdotes y levitas (Jer. 33:21; Ez. 44:11; Jl. 1:9, 13; Esd. 8:17; Neh. 10:36); el verbo del que deriva el vocablo meshareth ya aparece a veces en los textos más antiguos en referencia a su servicio (Éx. 28:43; Nm. 3:31; Dt. 18:5, etc.). Por lo general, quienes estaban dedicados al servicio del Tabernáculo y el Templo son designados con el nombre 5650 ébed, עֶבֶד = «siervo», que aparece más de 750 veces en el AT, la primera vez en Gn. 9:25. Se emplea en expresiones de humildad y cortesía: «Señor, si he hallado gracia ante tus ojos, por favor, no pases de largo a tu siervo» (Gn. 18:3; cf. 42:10). En este sentido Moisés es llamado siervo de Yahvé (Ex. 14:31), también los profetas (2 R. 21:10), y de forma especial el > Mesías (Is. 42:1–7, 49:1–7; 50:4–10; 52:13–53:12).
En su calidad de nación santa, todos los israelitas serán «llamados sacerdotes de Yahvé; servidores de nuestro Dios os llamarán» (Is. 61:6). Aquí el término utilizado es meshareth, מְשָׁרֵת.
El nombre gr. 1249 leiturgós, λειτουργός, derivado de leîton ergon, λεῖτον ἔργον = «servicio público», designaba a los ciudadanos de Atenas que desempeñaba un cargo público a sus propias expensas, y luego, en general, a un funcionario público, un ministro. En el NT se aplica a Cristo, como «ministro del santuario» (Heb. 8:2); a los ángeles (Heb 1:7; cf. Sal 104:4); al apóstol Pablo, en su ministerio evangélico, que cumple como un siervo-sacerdote: «Ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ejerciendo el servicio sagrado [hierurgunta, ἱερουργοῦντα] del evangelio de Dios; y esto, con el fin de que la ofrenda [prosphorá, προσφορά] de los gentiles sea bien recibida, santificada por el Espíritu Santo» (Ro. 15:16), al cual no le importa ser «derramado como libación sobre el sacrificio y servicio», leiturgía tes písteos, λειτουργία τῆς πίστεως, de la fe de los creyentes (Flp. 2:17). En un sentido secundario, todos los cristianos son ministros que sirven a Dios con su fe y sus bienes: «Si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, ellos también deben servirles con sus bienes materiales» (Ro. 15:27).
El segundo término gr. para «ministro» es 5257 hyperetés, ὑπηρετής, propiamente «subremero», de hypó, ὑπό, «bajo», y eretes, ἐρέτης, «remero» de una galera o barco, distinto del «marino», nautés, ναυτής, o epibates, ἐπιβάτης (Demócrito, 1209, 11, 14; Polibio, 1, 25, 3); los hyperetaí constituían la clase más baja de los marinos, los que realizaba el trabajo más duro, por lo que su nombre llegó después a indicar cualquier tipo de acción subordinada bajo la dirección de otro. Refleja la idea de «servidor», pero con una connotación más humilde. Es alguien que está al servicio de otro, pero sin la dignidad de un gran oficio. P.ej. los > alguaciles (Hch. 26:16) y los servidores de la sinagoga que ayudaba a los que enseñaban (Lc. 4:20), aunque también se aplica a los > apóstoles en cuanto «ministros de la palabra» (hyperetas tu logu, Lc. 1:2). Se dice de Pablo como siervo de Cristo en el Evangelio (Hch. 26:16), y de Apolos y Cefas, asociados del Apóstol como «ministros de Cristo» (1 Cor. 4:1). Durante un tiempo, Pablo y Bernabé tuvieron «a Juan Marcos como ayudante» (Hch. 13:5), prob. en la administración del bautismo y otros deberes relacionados con el ministerio.
También designa a los siervos, traducido por «guardias»; a los sacerdotes del Templo (Jn. 7:32, 45; 18:3, etc.), o a un carcelero (Mt. 5:25; práktor, πράκτωρ en Lc. 12:58; Hch. 5:22). Josefo llama a Moisés «el hyperetes de Dios», ton hypereten theû, τὸν ὑπηρέτην θεοῦ (Ant. 3, 1, 4). Ben Sirac designa así a los reyes (Eclo. 6:4). A veces se utiliza como sinónimo de 1249 diákonos, διάκονος, «sirviente, asistente, ministro» (1 Cor. 4:1, cf. con 3:5), con el matiz de subordinación y humildad.
Este último es el precisamente el tercer término gr., utilizado gral. en relación con el ministerio del Evangelio, e indica al que es ministro de Dios (2 Cor. 6:3) y ministro de Cristo (2 Cor. 11:23). Se usa en sentido doble; uno general, para denotar cualquier orden de ministro, superior o inferior; y otro especial, para indicar un orden de rango. En el primer sentido se utiliza en Hch. 6:1, 4 —mediante el término cognado diakonía, διακονία—, aplicado a los que sirven a las mesas (diakoneîn trapezais, v. 2) en contraste con los que sirven a la Palabra (diakonía tu logu, v. 4). Lo primero, a pesar de ser una función muy importante, no puede absorber las energías de los apóstoles, que deben dedicarse al «servicio de la palabra», sin el cual la comunidad no puede crecer y desarrollarse.
Sin referencia a ningún oficio, diákonos, διάκονος, se aplica a Pablo y Apolos (1 Cor. 3:5), a Tíquico (Ef. 6:21; Col. 4:7), Epafras (Col. 1:7), Timoteo (1 Tes. 3:2), y al mismo Cristo (Ro. 15:8; Gal. 2:17) en tanto que servidor (Mt. 20:28; Mc. 10:45), dando ejemplo en la Última Cena al adoptar la posición de siervo y lavar los pies de sus discípulos (Jn. 13:12–15). En otro sentido se utiliza en los pasajes que diferencian al diácono del obispo, como en Flp. 1:1; 1 Ti. 3:8–13.
Este término también se emplea para referirse a los falsos maestros (2 Cor. 11:15) y a los magistrados paganos (Ro. 13:4). Entre los griegos, diákonoi, διάκονοι, denotaba una clase superior de siervos, en contraposición a duloi, δοῦλοι, o esclavos. En general, el ministerio, o diakonía, se consideraba como sinónimo de esclavitud-servidumbre en sentido despectivo (Platón, Gorgias 429b), pero en el cristianismo, con su trasposición de valores, se convierte en el emblema de Cristo, que es el diácono-siervo por excelencia, del Padre y de los hombres (Ro. 11:13; 2 Cor. 4:1; 6:3; 1 Ti. 1:14; Heb. 1:14, 14; 6:4; 13:24; etc.). Los autores cristianos evitan los términos que en griego significan autoridad, poder, mandato, en cumplimiento del precepto y ejemplo de Jesús (Mt. 20:26; Mc. 9:35; 10:43; Jn. 12:26; 13:15). Véase DIÁCONO, ESCLAVO, PASTOR, SERVIDOR, SIERVO.
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