MOABITAS

Heb. 4125 moabí, מוֹאָבִי, gentilicio de Moab (Dt. 23:24; Neh. 13:1); fem. moabith, מוֹאָבִית (2 Cro. 24:26) o moabiyyah, מוֹאָבִיָּה (Rut 1:22, etc.), plur. moabiyyoth, מוֹאָבִיּוֹת (Rut 1:4; 1 R. 11:1); Sept. Moabitis, Μοαβῖτις.
Descendientes de Moab, hijo de Lot. Estaban muy estrechamente relacionados con los amonitas (Gn. 19:37, 38). Ya muy numerosos para la época del cruce del mar Rojo por parte de los israelitas (Ex. 15:15), los moabitas ocupaban la región que se extendía desde la llanura de Hesbón hasta el wadi Seil el-Kerahi, en el extremo meridional del mar Muerto, que separaba Moab de Edom. Asociados a los amonitas, absorbieron y destruyeron a los supervivientes del pueblo que había ocupado antes que ellos el país del este del Jordán (Dt. 2:10, 11, 19–21; cf. Gn. 14:5). Poco antes de la llegada de los israelitas, Sehón, rey de los amorreos, arrebató a Moab las tierras de pastos del norte del Arnón, que siguieron siendo llamadas «campos de Moab», aunque los moabitas quedaran limitados por un tiempo al sur del Arnón (Nm. 21:13–15, 26–30). Estos últimos querían comerciar con los israelitas (Dt. 2:28, 29), pero les rehusaron el derecho de paso por su tierra (Jue. 11:17; cf. Dt. 23:4). Por orden de Yahvé, Moisés prohibió a los israelitas que atacaran a Moab, indudablemente por su grado de parentesco.
Israel había recibido la orden divina de no invadir el territorio moabita ni atacar a sus moradores, por ser descendientes de Lot, sobrino de Abraham (cf. Dt. 2:9, 19), pero > Balac, rey de Moab, temía que su pueblo pudiera correr la misma suerte que sus vecinos, así que la proximidad del campamento hebreo se le antojó peligrosa. Para prevenir este desenlace, consultó a los ancianos de > Madián, en otro lugar llamados reyes o príncipes, y que serían jefes de clan o tribu, para todos juntos establecer una especie de alianza contra Israel. Los madianitas eran nómadas del desierto, que se extendían desde Mesopotamia hasta los dominios de Moab. Los madianitas a los que se refiere esta sección no deben confundirse con las tribus que habitaban en la península del Sinaí (Nm. 10:29, 30; Ex. 2:15, 16; 3:1).
Conforme a las leyes bélicas antiguas, antes de emprender el combate los aliados recurrieron a un mago de renombre, llamado > Balaam, que ocupa una larga sección en la primitiva historia israelita, al que pidieron que maldijera a los recién llegados (Nm. 22–24; Jos. 24:9). Yahvé ordenó a Israel que excluyera de su asamblea a los moabitas y a los amonitas hasta la décima generación; el pueblo de Dios no debía asociarse con ellos (Dt. 23:3–6; Neh. 13:1). El último campamento antes de cruzar el Jordán fue establecido en Sitim, en las llanuras que habían pertenecido a Moab (Nm. 22:1; Jos. 3:1). Allí, mujeres amonitas y moabitas sedujeron a los israelitas a la impureza y a la idolatría (Nm. 25; Os. 9:10).
Al comienzo de la época de los Jueces, > Eglón, rey de Moab, invadió Canaán, haciendo de Jericó su capital y oprimiendo a los israelitas de la meseta vecina durante 18 años, siendo después asesinado por Aod (Jue. 3:12–30). Elimelec emigró al país de Moab; Orfa y Rut, sus nueras, fueron moabitas. Rut se casó con Booz y vino así a ser la bisabuela del rey David (Rt. 1:22; 4:3, 5, 10, 13–17; Mt. 1:5–16). Saúl luchó contra los moabitas (1 Sam. 14:47). David, proscrito, puso a su padre y a su madre bajo la protección del rey de Moab (1 Sam. 22:3, 4). Después de su acceso al trono, David venció a los moabitas, los sometió a tributo y dio muerte a un gran número de ellos (2 Sam. 8:2, 12; 1 Cro. 18:2, 11). Sometidos a Omri y a su hijo, los moabitas se sublevaron después de la muerte de Acab. Ni Ocozías, enfermo debido a una caída accidental, ni Joram, pudieron vencerlos (2 R. 1:1; 3:4–27). Josafat era entonces rey de Judá. Los moabitas se aliaron con los amonitas, edomitas y otros pueblos, a fin de invadir el territorio de Judá; sin embargo, los coaligados se mataron entre sí, y Judá se vio librada del peligro que se cernía sobre ella (2 Cro. 20:1–30; cf. Sal. 60:8; 83:7; 108:10).
En el año de la muerte de Eliseo, hordas de moabitas invadieron el reino de Israel (2 R. 13:20); tributarios de Tiglat-pileser y de Senaquerib, reyes de Asiria, penetraron en Judá bajo el reinado de Joacim (2 R. 24:2). Entonces cayeron en su poder numerosas localidades al norte del Arnón (cf. Is. 15). Los profetas denunciaron con frecuencia y duramente a Moab, tipo de los enemigos del Reino de Dios (Is. 15; 16; 25:10; Jer. 9:26; 25:21; 27:3; 48; Ez. 25:8–11; Am. 2:1, 2; Sof. 2:8–11). Algunos judíos abandonaron Jerusalén al acercarse Nabucodonosor, refugiándose en los campos de Moab, pero volvieron a Judá cuando Gedalías fue nombrado gobernador (Jer. 40:11 ss.). Nabucodonosor sometió a los moabitas (Ant. 10:9, 7). Dejaron de tener un papel importante en tanto que nación, pero su raza no se extinguió (Est. 9:1; Neh. 13:1, 23; Ant. 1:11, 5). Alejandro Janneo los sometió a tributo (Ant. 13, 13, 5). Véase MESA, Estela, MOAB, RUT.