PIEL

Heb. 5785 or, עֹור = «piel» de persona o animal; gr. derma, δέρμα, dermis, δέρμις; Vulg. pellis. Mencionada en la Escritura como una de las partes constituyentes del cuerpo humano (Job 18:1). La piel seca y agrietada señala decrepitud y muerte (Job 7:5; 19:20; 30:30; Lam. 3:4; 4:8; 5:19). Por esta razón, renovar la piel, como hacen las serpientes, equivalía entre los antiguos a revivir, símbolo de inmortalidad.
El curtido de pieles de animales es en la Escritura un arte tan antiguo como el hombre, ya que Dios cubrió la desnudez de Adán y Eva con pieles (Gn. 3:21). Según la ley levítica, todo vestido, todo artículo de cuero y todo objeto de pelo de cabra tenía que ser purificado (Num. 31:20).
Como señal de primitivismo, e indirectamente revestido de la autoridad de los antiguos, se indica que Juan el bautista iba «vestido de piel (dermátinos, δερμάτινος) de camello y con un cinto de cuero a la cintura» (Mt. 3:4; Mc. 1:6), características del profeta Elías (2 R. 1:8).
Por las inscripciones egipcias se advierte que el pueblo del Nilo conocía desde la antigüedad el arte del curtido de pieles, técnica que los hebreos perfeccionarían. Véase CURTIDOR.