Leopardo

Heb. 5246 namer, נָמֵר = «bestia manchada» (Cant. 4:8; Is. 11:6; Jer. 5:6; 13:23; Os. 13:7; Hab. 1:8); aram. nemer, נְמֵר (Dan. 7:6); gr. 3917 párdalis, πάρδαλις, «leopardo, pantera». Bestia feroz, de pelaje manchado (Jer. 13:23), caracterizado por su ligereza y poderoso salto (Hab. 1:8); devora los cabritos, situación que cesará en el reino milenario, cuando «el leopardo con el cabrito se acostará» (Is. 11:6).
Mamífero carnívoro muy ágil, perteneciente a la familia de los felinos, de piel veteada, especializado para la carrera en terreno abierto. De hábitos nocturnos, es especialmente peligroso para los rebaños, y en ocasiones, para el hombre (Os. 13:7); su hábitat ordinario es el monte (Cnt. 4:8). La flexibilidad de su cuerpo es tan grande que puede trepar por los árboles o arrastrarse por el suelo como las serpientes.
Los antiguos, y algunos naturalistas modernos, pensaban que el leopardo proviene del cruce del león y de la pantera (Felis pardus en la clasificación de Linneo); de ahí su nombre, derivado de leo, «león», y pardus, «pantera». En la actualidad se cree que se trata de una variedad de esta última. Tanto el leopardo como la pantera vivían en África (Estrabón, Geog. 17,828; Plinio, Hist. nat. 10:94), Arabia (Estrabón, Geog. 16, 774, 777), el Líbano y Palestina, especialmente al este del Jordán. Es evidente que en los tiempos bíblicos se hallaba también al oeste del río. Era muy abundante en las montañas de Siria. Su piel, magnífica, era muy estimada por los dignatarios egipcios, y los sacerdotes la llevaban como parte de su ceremonial. Aparece representado en las procesiones tributarias de las naciones.
Caza sobre todo de noche y es un excelente trepador y nadador; atrapa a sus presas engañándolas, esperándolas al acecho. Come principalmente carne en las ramas de los árboles para evitar tener que compartir su comida con otros depredadores.
En Dn. 7:6, el leopardo alado representa la ferocidad y velocidad del Imperio griego o macedónico en sus conquistas, acaudillado por Alejandro Magno. El futuro Imperio romano es simbólicamente asemejado a un leopardo con pies de oso y boca de león: esto es, como ninguna bestia conocida, sino una ostentación de las características de los tres poderes anteriores a él (Ap. 13:2).