OFRENDA QUEMADA

Heb. 5930 olah, עֹלָה, también escrito עוֹלָה = «gradas»; del verbo 5927 alah, עלה; aram. iltá, עלתא = «hacer ascender». Tiene gran variedad de sentidos, lit. y fig. «ofrenda, paso, peso, sacrificio». En el contexto cúltico debe su nombre al hecho de la consumición por fuego sobre el altar de la totalidad de la víctima, cuyo humo, por decirlo así, ascendía al cielo; también se designa con el término poético kalil, כָּלִיל (Dt. 33:10; 1 Sam. 7:9; Sal. 51:19; cf. Jue. 20:40); gr. 5346 holokaútoma, ὁλοκαύτωμα = «totalmente quemado», también holokaútosis, ὁλοκαύτωσις; Filón de Alejandría, holókauston, ὁλόκαυστον; de holos, «total, integral», y kaustós, adjetivo verbal derivado de kaío, «quemar», denota una ofrenda totalmente consumida en el altar (Mc. 12:33; Heb. 10:6). Según Girdlestone, la mejor traducción de la palabra olah sería «una ofrenda ascendente», como en su día hizo Arias Montano, que tradujo «ascensio» = ascensión.
La práctica de quemar en sacrificio la totalidad de la víctima, excepto la piel, se encuentra frecuentemente, tanto en el ritual levítico como en los libros históricos. Algunos piensan que el sacrificio de > Abel era de estas características (Gn. 4:4), pero el texto no lo dice expresamente, ya que la legislación al respecto aparece en el Levítico, aunque, sin duda, ajustada a la costumbre existente. Noé ofreció holocaustos sobre el altar a Yahvé después del Diluvio (Gn. 8:20); al parecer, era la práctica común y única (cf. Gn. 15:9, 17; 22:2, 7, 8, 13). La Ley de Moisés distinguió entre los distintos tipos de sacrificios y ofrendas, unos propiciatorios y otros de acción de gracias. La palabra se utiliza por vez primera en relación con el pueblo de Israel en Ex 24:5. En este importante pasaje se nos dice que Moisés «envió jóvenes de los hijos de Israel», los cuales «ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Yahvé», siendo los totalmente quemados, y los últimos comidos. Con la sangre de estas ofrendas fueron rociados el pueblo y el libro del pacto. Esta transacción fue anterior al establecimiento del sacerdocio aarónico. El establecimiento del pacto fue una obra nacional, no sacerdotal. Además, no tuvo que ver directamente con el pecado, porque ni el holocausto ni el sacrificio de paz eran ofrendas por el pecado; representaban aceptación en lugar de perdón (aunque ambas cosas estén estrechamente relacionadas). Véase OFRENDA, HOLOCAUSTO, SACRIFICIO.