Tarsis

Heb. 8659 Tarshish, תַּרְשִׁישׁ = «piedra preciosa de color amarillo»; Sept. Tharseis, Θάρσεις, pero Karkhedón, Καρχηδών (Cartago) en Is. 23; Karkhedonioi, Καρχηδόνιοι (cartagineses) en Ezq.; thálassa, θάλασσα (mar) en Is. 2:16; Vulg. Tharsis. En una ocasión Tarshishah, תַּרְשִׁישָׁה, en 1 Cro. 1:7. Nombre de un país y de tres personajes del AT.
1. Uno de los cuatro hijos de Javán, hijo de Jafet (Gn. 10:4; 1 Cro. 1:7), al parecer fundador de la ciudad que lleva su nombre.
2. Penúltimo hijo de Bilhán, nieto de Benjamín (1 Cro. 7:10).
3. Uno de los siete príncipes de Persia, cortesano del rey Asuero (Est. 1:14).
4. Pueblo surgido de Javán, según la Tabla de las Naciones (Gn. 10:4) y topónimo de un lugar citado con relativa frecuencia en el AT, ya independiente, ya como complemento —en «naves de Tarsis»—, en total veintiuna veces en pasajes distintos, seis en los libros históricos y otras quince en los proféticos y en los Salmos. Las citas más antiguas corresponden a la época de Salomón, cuando se habla de la flota de barcos de este monarca (1 R. 10:22). A juzgar por el uso de naves de gran calado, se trata de una región lejana a la que se llegaba por mar en barcos capaces de largas travesías, por lo que la locución «naves de Tarsis» al principio designaba los navíos que hacían la travesía hasta aquel lugar, pero después designaba naves de gran tonelaje, fuera cual fuere su destino (Sal. 48:7; Is. 2:16; 23:1, 14; 60:9; Ez. 27:25). Josafat construyó naves de esta clase para enviarlas a Ofir, pero se rompieron en la rada de > Ezión-geber (1 R. 22:49). Jonás se embarcó en Jope para llegar a Tarsis (Jon. 1:3), en el punto más opuesto a Nínive, y por tanto en occidente (cfr. Is. 66:19). De Tarsis se importaba plata batida en hojas y láminas (Jer. 10:9), hierro, estaño y plomo (Ex. 27:12).
Muchos han identificado Tarsis con la mítica Tartessos, Tartessós, Ταρτησσός, cuya pronunciación aramea sería Tarthish, תַּרְתִישׁ. Según Heródoto, Tartessos se encontraba «más allá de las columnas de Hércules» (4, 152), es decir, en el sur de España, no lejos de Gibraltar. Plinio y Estrabón la ubican en el valle del Guadalquivir. Se sabe que los fenicios, atraídos por las riquezas mineras de la región, fundaron allí una colonia. De hecho, la ciudad de Tiro estableció no menos de trescientas colonias en las costas de África y unas doscientas en el sur de España (Estrabón, Geografía, 2, 82).
Se ha sugerido que la palabra Tarsis misma sugiere la idea de minería y fundición, y que, en cierto sentido, cualquier territorio que produjese minerales podría llamarse Tarsis, aunque parecería más probable que fuese España.
Una antigua raíz semítica que se encuentra en el ac. rashamshu significa “derretir” o “fundir”. Es posible que un sustantivo derivado, tarshshu, definiera una planta de fundición o refinería (árameo rashash, רשׁשׁ, «gotear», con referencia a líquidos). De allí que cualquier lugar donde se efectuaban tareas de minería o fundición podría llamarse Tarsis.
La expresión «naves de Tarsis» ha sido interpretada como «naves que van a Tarsis» (2 Cro. 9:21; cf. 1 R. 10:22) o «naves destinadas a ir a Tarsis» (2 Cro. 20:36). Sin embargo, es posible que el significado original del término «Tarsis», aplicado a estas naves, haya sido «naves de refinerías», similares a las que comunicaban las minas y las refinerías de Cerdeña y Fenicia. Más tarde los fenicios mantuvieron comunicación con las refinerías del sur de España. Una inscripción fenicia del siglo IX a.C. descubierta en Nora, en Cerdeña, habla de un «tarsis» o refinería en esta isla.
El crisólito, piedra preciosa de la antiguedad correspondiente a nuestro moderno topacio, recibía ente los hebreos el nombre de tarshish, por su procedencia de origen, y resulta que el crisólito se encontraba, y todavía se encuentra en España, lo que vendría a confirmar un poco más la identidad entre Tarsis y Tartessos. Véase CRISÓLITO, ESPAÑA, NAVEGACIÓN.