Pared

Heb. 7023 qir, קִיר, «pared, muro», en tanto que defensa; 7791 shur, שׁוּר, «pared», en tanto que objeto circundante; gr. 5109 toîkhos, τοῖχος = «pared, muro», especialmente de una casa. Las paredes de las casas particulares se construían generalmente de barro o ladrillos de arcilla mezclada con paja para darle fuerza y consistencia secados al sol. Por regla general, con el tiempo o por defecto se abrían grietas que dejaban pasar el agua de la lluvia, o pequeños animales (Gn. 49:6; Sal. 62:3; Is. 30:13). El hombre antiguo pasaba la mayor parte del tiempo fuera de su casa, que solo le servía como un lugar de retiro y descanso. Por esta razón, las paredes no eran muy tentadoras ni recibían demasiado cuidado. Solo los palacios y las casas de los ricos se construían con piedras labradas, como las moradas de Salomón (1 R. 7:9) y las de los ricos del tiempo de Isaías, que se jactaban diciendo: «Los ladrillos cayeron, mas edificaremos con cantería» (Is. 9:10).
En Ef. 2:14 se utiliza la expresión «pared intermedia [mesótoikhon, μεσότοιχον] de división» como figura de la separación existente entre el mundo judío y gentil, la cual desaparece mediante el Evangelio al abolirse la ley de los mandamientos y crear en Cristo a partir de los dos pueblos un solo hombre nuevo, haciendo así la paz. Véase EVANGELIO, MURALLA, TEMPLO.