Parán

Heb. 6290 Parán, פָּארָן; Sept. y Josefo, Pharán, Φαράν; Vulg. Pharan. Región desértica en el sur de Canaán y al oeste de Edom, que prop. recibe el nombre de desierto de Parán, heb. midbar Parán, מִדְבַּר פָּארָן; Sept. he éremos tu Pharán, ἡ ἔρημος τοῦ Φαράν. Corresponde a la inmensa meseta calcárea que se extiende de sur a norte desde los primeros contrafuertes septentrionales de los montes sinaíticos hasta el desierto de Sin, al sur de Cades, y de este a oeste desde el Wadi el-Arabá hasta la frontera oriental de Egipto. En la actualidad recibe el nombre de Badiyat el-Tih.
El origen y la etimología del nombre son oscuras. Lo único que puede considerarse como seguro es que, la «llanura de Parán, que está junto al desierto» de Gn. 14:6 es una prueba de que en los tiempos más antiguos el nombre se aplicaba a todo el desierto de Tih hasta el Golfo Elanita. Por los geógrafos árabes, Isztachri, Kazwini, y otros, y también por los beduinos, es llamado et Tih, en referencia al deambular de los hijos de Israel, como la región en la que los hijos de Israel anduvieron errantes en el desierto.
Esta meseta desértica, que tiene 48 km. de largo de norte a sur, y casi la misma anchura, consiste, de acuerdo con los geógrafos árabes, en parte de arena y en parte de tierra firme, y está cruzada, casi en toda su longitud, por el wadi el Arish, que comienza a poca distancia de la extremidad norte de los límites del sur de los montes de el Tih, y corre casi en línea recta de norte a sur, sólo girando en dirección noreste hacia el mar Mediterráneo, al noreste de Jebel el Helal. Este wadi divide el desierto de Parán en una mitad oriental y una occidental. La mitad occidental yace más baja que la oriental, y desciende gradualmente, sin ningún límite natural perceptible, al llano desierto de Sur (Jifar), sobre la costa del mar Mediterráneo. La mitad oriental (entre el Áraba y el wadi el Arish) consiste en un campo montañoso elevado, surcado por wadis grandes y pequeños, y con extensas mesetas entre las regiones más altas, que en cierto modo se inclinan hacia el norte, su orilla hacia el sur siendo formada por los espolones orientales de Jebel et Tih. Es cruzado por el wadi el Jerafeh, que comienza al pie de la caída norte de las montañas de Tih, y después de proceder en dirección norte, se vuelve ascendiendo en dirección noreste hacia el Arabá, pero se eleva en su porción norteña hasta convertirse en una fuerte montaña, la cual es llamada, por sus presentes habitantes, las tierras altas de Azazimeh, y está limitada tanto al norte como al sur por zonas montañosas elevadas y con precipicios. La frontera sur esta formada por la región que conecta el Araif en Nakba con el Jebel el Mukrah al este; la frontera norte, por una montaña que sirve de barrera, la cual se extiende a lo largo del wadi Murreh de oeste a este, y se eleva precipitadamente de él, o la meseta más al sur de las montañas de Judá (Nm. 14:45). «Una gigantesca montaña se elevaba sobre nosotros con salvaje grandeza, con montones de rocas desnudas, asemejándose a los bastiones de algunas arquitecturas cíclope, cuyo fin era imposible alcanzar a ver para el ojo, tanto hacia el este como hacia el oeste. También se extendía largamente hacia el sur; y con sus escabrosas, quebradas y deslumbrantes masas de creta, que reflejaban los rayos ardientes del sol, parecía un horno al cual parecía imposible acercarse, el desierto más temido, sin el más mínimo trazo de vegetación. El amplío desfiladero, llamado wadi Murreh, que corre al pie de este baluarte, hacia el este; y después de un curso de muchas millas, al alcanzar la extrañamente formada, montaña de Modera (Madura), se divide en dos partes; la rama sur aún retiene el mismo nombre, y corre hacia el este hasta el Arabá, en tanto que la otra era llamada wadi Fikreh, y corre en dirección noreste hacia el Mar Muerto. Esta barrera montañosa nos demostró más allá de toda duda que nos encontrábamos en la frontera sur de la tierra prometida; y fuimos confirmados en esta opinión por la declaración del guía, que Cades sólo estaba a unas cuantas horas de distancia desde el punto donde nos encontrábamos» (Karl Ritter).
En Parán tenía sus tiendas la tribu de Ismael (Gn. 21:21), y en esta región se hallaba Cades, donde los israelitas acamparon después de su éxodo de Egipto, y desde donde enviaron a los doce espías, y allí se volvieron a encontrar al final de su peregrinación (Nm. 10:12; 12:16; 13:3, 26; Dt. 1:1). David también se refugió un tiempo en este desierto (1 Sam. 25:1; 1 R. 11:18).
Se menciona también el monte Parán, heb. har Parán, הַר פָּארָן (Dt. 33:2; Hab. 3:3), que indudablemente se refiere a algún monte en la misma región. Ambos lugares se presentan como escenario privilegiado de la manifestación divina. Próximo al Sinaí, Cades aparece como el centro de operaciones de las obras maravillosas de Dios en el valle del Arabá, con Seír a un lado y Parán al otro. Véase DESIERTO, GEOGRAFÍA BÍBLICA, MONTE, ÉXODO.