Sodoma Y Gomorra

Nombres de las dos ciudades más importantes de la «llanura» que Jehová destruyó con «azufre y fuego» (Gn 19:24). Las otras que la Biblia menciona eran Adma y Zeboim (Gn 14:2).
Sodoma y Gomarra eran habitadas por cananeos. Según Gn 10:19, estaban ubicadas en el extremo sudeste del territorio cananeo. Génesis 14 narra los escasos sucesos que tenemos de su historia política. Sus reyes, después de pagar tributos por doce años a Quedorlaomer, rey de Elam, se rebelaron. Volvió Quedorlaomer con otros tres reyes en el decimocuarto año y los derrotó en el valle de Sidim. Entre los cautivos se llevaron a → Lot, que entonces vivía en Sodoma, y → Abraham corrió a rescatarlo.
La ubicación de Sodoma y Gomorra ha sido asunto muy discutido. Una teoría aboga por situarlas al norte, y la otra al sur del mar Muerto. La mayoría de los críticos modernos se deciden por el lado meridional. Mientras la pequeña Zoar se ubicaba entre la actual orilla del mar y las montañas de Moab, las otras ciudades seguramente estaban situadas en el área hoy sumergida en la parte sur del → Mar Muerto. Las últimas investigaciones submarinas efectuadas en dicha zona parecen haber hallado restos de ciudades.
En esa región, que está al sur de la península el-Lisan, se extendía indudablemente el fértil valle de Sidim, regado por las cinco corrientes que hoy fluyen del este y sudeste hacia ese lugar. Génesis 14:3 hace un paréntesis para mostrar que el antiguo valle de Sidim fue más tarde cubierto por el mar Salado (mar Muerto). Por cierto, la máxima profundidad en ese sitio es de ca. 6 m, mientras que al norte del mar ya se ha encontrado una profundidad superior a 160 m. En la época de los romanos, el sur del mar Muerto era todavía menos profundo, y era posible cruzar a pie de el-Lisan a la orilla opuesta.
El texto de Ez 16:46 confirma también el sitio meridional de Sodoma y Gomorra. Sodoma estaba al sur de lo que después se conoció como Jerusalén. Es al sur donde hay mayores probabilidades de hallar vestigios de un gran fuego, como por ejemplo, en la zona sur de Hebrón. La montaña Gebel Usdum, o sea «montaña de Sodoma», que posiblemente preserva el nombre de la antigua ciudad destruida, se halla al sur. Las columnas similares roídas por la erosión en sus estratos de roca de sal recuerdan el relato de la mujer de Lot (Gn 19:26). A propósito de Gn 14:10, ciertas investigaciones realizadas en la zona alrededor de Gebel Usdum revelaron abundantes indicios de petróleo, inclusive gas y exudaciones de betún.
La Biblia registra en Gn 19 el fin catastrófico de las ciudades del valle de Sidim. Tanto la Biblia como los escritores antiguos dan a entender que el fuego jugó un papel más importante que el azufre en la destrucción de las ciudades. Ya que la región del mar Muerto ha sido escena de frecuentes movimientos sísmicos, a través de la historia, se acostumbra explicar que la tremenda catástrofe se dio como resultado de fuertes terremotos acompañados de explosiones e incendios de gas, petróleo y asfalto o betún. Abraham, desde lejos, podía contemplar la gran columna de humo que subía al cielo. Aunque se trate de un concurso de fenómenos naturales, según la Biblia fue un juicio de Dios que estuvo anunciado (19:13).
¿Es posible saber la fecha de la destrucción de Sodoma y Gomorra? Se cree que Bab edh-Dhra, unos 8 km al sudeste de el-Lisan, desde la orilla del mar, había sido frecuentado desde ca. 2300 a ca. 1900 a.C. Esa interrupción puede, quizás, indicar la fecha aproximada. De todos modos, se dio en la época de Abraham que, según la opinión general, vivió en el primer tercio del segundo milenio a.C.
Génesis 18:20 revela la razón del castigo tan severo infligido por Dios a Sodoma y Gomorra. Mientras Gn 19 enfatiza la perversión sexual, particularmente la homosexualidad, Ez 16:49 menciona la soberbia, la opulencia y la negligencia ante el afligido y el pobre. Los textos de Sodoma y Gomorra a través de la Biblia o describen su completa devastación o subrayan su maldad (por ejemplo, Sof 2:9 y Ez 16:46). Sodoma y Gomorra sirven de constante advertencia: Dios es Juez y castiga cuando su justicia lo exige. Sin embargo, en su ira se acuerda de la misericordia, y libra a los suyos del mal (Gn 19:16, 19).