Rocío

Heb. 2919 tal, טַל = «rocío»; gr. drosos, δρόσος; Vulg. ros. En el clima seco de Palestina el rocío nocturno es prácticamente la única refrigeración de los campos durante los meses que median entre las últimas lluvias de primavera y las primeras que llegan con el otoño. Los vientos marítimos del oeste traen consigo, después de la puesta del sol, tan considerable humedad, que por la noche, señaladamente en primavera y otoño, llega a caer abundante y copioso rocío, el cual humedece las telas de las tiendas y gotea de los tejados (Cnt. 5:2; Job 29:19), manteniendo fértil y viva la vegetación. Este rocío, en los veranos tan secos, es de gran importancia para la tierra, por lo cual es considerado una bendición de Dios (Gn. 27:28; Dt. 33:13, 28; Zc. 8:12; Os. 14:6; Baruc 2:25). Su ausencia es atribuida a la maldición divina (2 Sam. 1:21; 1 R. 17:1; Hag. 1:10). Según la concepción israelita, el rocío es producido por Yahvé (Mi. 5:6) y cae sin esfuerzo (Dt. 32:2; Job 29:19; Sal. 133:3; Prov. 19:12; Is. 26:19; Os. 14:5; Miq. 5:7). Los vientos del sur impiden su caída del rocío (1 R. 17:1; Hag. 1:1).
En 2 Sam. 17:12 y Sal. 110:3 el rocío, consistente en inumerables gotas, es utilizado como imagen de una muchedumbre extraordinaria. Por su desaparición con los primeros rayos de sol, es símbolo de lo efímero: «Vuestra lealtad es como la nube de la mañana y como el rocío que muy temprano se desvanece» (Os. 6:4; 13:3). Por su poder vivificante sobre la tierra y la vegetación, es imagen de la bendición de la vida en armonía: «Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía. Es como el buen aceite sobre la cabeza… Es como el rocío del Hermón que desciende sobre los montes de Sión; porque allá enviará Yahvé bendición y vida eterna» (Sal. 133:3). Véase GEOGRAFÍA DE PALESTINA, LLUVIA.