Siloé, Estanque de

Estanque al que Jesús mandó al ciego de nacimiento (Jn 9:7, 11).
Desde tiempos muy antiguos, Jerusalén se surtía de agua del manantial de → Gihón (1 R 1:33), que está situado al pie de la colina de → Ofel en el valle de Tiropeón, y que hoy en día se conoce como «Fuente de la Virgen».
Como este manantial se encontraba fuera de las murallas antiguas de Jerusalén, sus habitantes tenían serias dificultades para abastecerse de agua. Para facilitar el aprovisionamiento, y aun para disponer de agua en el riego de los jardines del palacio, Salomón (970–930 a.C.) hizo construir un estanque que los arqueólogos posteriormente llamaron «Estanque Viejo» (o «Inferior»).

Foto de Howard Vos
Restos de un santuario primitivo en la ciudad veterotestamentaria de Siloé (1 S 1:3, 9).
Dos siglos más tarde, el rey Acaz (736–721 a.C.) vio que el estanque de Salomón tenía una gran desventaja: en tiempos de guerra fácilmente podía caer en manos de los enemigos con la grave consecuencia de dejar a la ciudad sin agua. Por eso hizo construir un acueducto que bordeaba la colina de Ofel y se comunicaba con otro estanque que construyó dentro de la ciudad probablemente el mismo Acaz. Hoy se conoce con el nombre árabe de Birket Silwan (Estanque de Siloé).
Este acueducto, dada la posibilidad de guerras, tenía las mismas desventajas que el Estanque Viejo de Salomón. Por tanto, el rey Ezequías (716–687 a.C.), con miras a una posible invasión de Asiria o Egipto, construyó un acueducto subterráneo (llamado también «Siloé») excavándolo a través de la colina de Ofel para unir el manantial de Gihón con el estanque del mismo nombre (2 R 20:20; 2 Cr 32:30; Neh 3:15; cf. Eclesiástico 48:17). Este acueducto corre tortuosamente; tiene una extensión de 533 m de largo, alrededor de 0.5 m de ancho, y entre 1.5 y 4.5 m de alto.
Dos equipos de trabajadores lo excavaron, cada uno de los cuales inició su trabajo a extremo opuesto. En 1880 se halló cerca de la salida del túnel una inscripción de seis líneas que describe el encuentro de los equipos en las entrañas de la colina.

El túnel de Siloé se excavó a través de la roca sólida a fin de asegurar el abastecimiento de agua en Jerusalén en caso de un ataque sirio.
El Estanque de Siloé mide 24 m de largo por 5.5 m de ancho. Está situado en la parte sur del área que se llama → «Ciudad de David» y 65 m al norte del Estanque Viejo de Salomón.
El evangelista Juan, en su relato (9:1–7), toma el término «Siloé» y lo traduce «el que ha sido enviado», para asociar con Jesús, el Enviado por excelencia (Jn 3:17, 34; 5:36, 38, etc.), la iluminación completa realizada en el milagro. La literatura rabínica revela que se usaban aguas del mismo Estanque de Siloé (mencionadas en Is 8:6) en las ceremonias de la Fiesta de los Tabernáculos, porque era un lugar de purificación. Juan 7:37s, sin embargo, insinúa que Jesús mismo sustituyó de allí en adelante todas las fuentes anteriores.