RETÓRICA

Arte de la composición de sentencias, según la cual el lenguaje puede ser descriptivo, interpretativo o persuasivo. Se relaciona con ella la oratoria, el arte de hablar en público. El estudio de la retórica es una disciplina clásica que data de la época de Aristóteles, muchos de cuyos elementos básicos han sido aplicados al estudio del texto bíblico. Esta metodología recibe el nombre de “retórica crítica”. Es bien conocido que varios de los escritores del N.T. emplearon algunos de los elementos mas comunes de la retórica, especialmente el apóstol Pablo.
1. Retórica del mundo grecorromano.
2. Retórica del NT.
I. RETÓRICA DEL MUNDO GRECORROMANO
1. Grecia. Entre los griegos, la expresion “arte retórica” se refería a la teoría y a la práctica de hablar bien en público. La importancia del uso correcto del lenguaje fue reconocida desde los tiempos de Homero (siglos IX–VIII a.C.). Los héroes épicos a menudo usaban un lenguaje figurado, un estilo muy peculiar en sus maneras de debatir y persuadir. Tisias y Córax de Siracusa, autores de manuales de oratoria forense y judicial, tenían el proposito de ayudar a los ciudadanos comunes a debatir sus casos ante los jueces de Sicilia. Fue otro siciliano, Gorgias de Leontino, el introductor del arte de la retórica en Atenas en el año 427 a.C. con mucho éxito. Destacaba particularmente por su lenguaje florido, su rítmica emocional y su lengua poética.
En contraste con sus contemporáneos, el ateniense Isócrates enfatizó una retórica “pura”, sin mucho enbellecimiento ni poesía. Aunque no destacó como un buen orador, fue un maestro con mucha influencia, el primero que abrió una escuela de retórica. Instruyó a otros con mucho éxito. Como resultado, el estudio de la retórica oral y escrita muy pronto llegó a ser la base de la educación griega, y tiempo más tarde también formó parte del sistema educativo de Roma.
2. Roma. Al comienzo del primer siglo a.C., la retórica y la oratoria fueron firmemente establecidas en Roma como el medio por el cual se formaban quienes deseaban destacar en la cosa pública. Fue entonces cuando Cicerón escribió su famoso tratado De Inventione, el primero de sus siete libros sobre técnicas retóricas. También compuso y escribió numerosos discursos, un total de 58, de manera que llegó a ser un maestro en el arte de la retórica y uno de los más grandes oradores de la historia. La invovacion más importante que se le acredita en términos técnicos fue incluir el clásico concepto de paideía o educación: el orador debería ser alguien de amplios conocimientos y de un lenguaje persuasivo.
Los escritos retóricos de Cicerón representan un nivel muy elevado de calidad en lo que respecta a este arte en Roma. En los años subsiguientes del Imperio se observa un generalizado desinterés en la oratoria, con la excepción notable de los maestros y retores del siglo I d.C. Por ejemplo, la famosa obra de Quintiliano Institutio Oratoria, el más completo tratado de retórica antigua que ha llegado hasta nosotros. Su importancia radica en los detalles que presenta al explicar cómo se debe entrenar al niño en el uso del lenguaje, el dominio de la gramática, la dicción, la composición y la pronunciación, de cara al empleo de las reglas retóricas cuando llegue a la edad adulta. El objetivo de la educación es llegar a hacer del niño un gran orador, el gran ideal del ciudadano romano. Los tratados de Quintiliano fueron sumamente influyentes (también en algunos escritos del Nuevo Testamento), especialmente en el desarrollo de la retórica medieval renacentista.
II. RETÓRICA DEL NT. La influencia de la retórica greco-romana en los escritos del Nuevo Testamento es algo cada vez más aceptado. Por ejemplo, la epístola de Pablo a los Gálatas fue analizada por Hans D. Betz en su comentario de la serie Hermeneia (escrito en 1975), donde enfatiza en el hecho de que el Apóstol incorporó elementos de la retórica forense en su razonamiento. Pablo actúa como el defensor, los destinatarios son los Gálatas, quienes hacen la función del jurado, y los que se oponían al Apóstol tienen el papel de acusadores. Es interesante observar que la estructura de Gálatas tiene partes que son elementos clásicos de la retórica de la época: exordium (introducción), narratio (mención de los hechos), propositio (puntos importantes a realizar), probatio (prueba) y peroratio (conclusión). De acuerdo con Betz, el mismo patrón organizativo es evidente en 2 Corintios 8 y 9.
La breve carta a Filemón es un ejemplo de retórica deliberativa, donde se encuentran elementos como exordium, probatio, y peroratio, con énfasis sobre ethos y pathos. En el caso de la epístola a los Romanos, de acuerdo con W. Wuellner, esta debe ser entendida como un ejemplo de retórica epidíctica, con un énfasis especial en el pathos del amor. En otros lugares del NT se encuentran evidencias del uso de elementos retóricos, pero no necesariamente en el sentido estricto clásico.
Bibliografía: Carl J. Classen Rhetorical Criticism of the New Testament (Leiden, Brill, 2002); David N. Freedman. The Anchor Bible Dictionary, vol 5 (New York, Doubleday 1992); G.A. Kennedy, Retórica y NT: La interpretación del NT mediante la crítica retórica (Cristiandad 2003); Jerome H. Neyrey, Honor y vergüenza. Lectura cultural del evangelio de Mateo (Sígueme 2005); D. Patrick, The Rethoric of Revelation in the Hebrew Bible (Fortress Press 1999); D. Patrick y A. Scult, Rethoric and Biblical Interpretation (Almond Press 1990); S. Talmon, “Retórica del AT”, y S. Bartina, “Retórica del NT” en EB VI, 180–191; G. Theissen, La redacción de los Evangelios y la política eclesial (EVD 2004).