Úlcera

Heb. 7822 shejín, שְׁחִין = «pústula, sarpullido, úlcera» (Dt. 28:27, 35), de una raíz inusitada que sig. «quemar», de donde «inflamación», herida localizada en un punto, como en el caso del rey Ezequías (2 R. 20:7; Is. 38:21), o que cubre todo el cuerpo, como en la plaga de los egipcios (Ex. 9:9, 10, 11; Dt. 28:27, 35). También se aplica a las manchas ulcerosas de los leprosos (Lv. 13:18–23), e igualmente designa la enfermedad de Job (Job 2:7).
Erupción inflamatoria cutánea que deriva en pústulas y sarpullido. Constituye la sexta plaga de Egipto inducida de manera sobrenatural (Ex. 9:8–11; cf. Dt. 28:27, 35), pero endémica en ese país desde septiembre a diciembre, al menos en tiempos modernos. Las úlceras aparecen en pocos días y pueden llegar a ser fatales.
La lepra producía ulceraciones (Lv. 13:18–20). La enfermedad de Ezequías estuvo caracterizada por una úlcera (2 R. 20:7; Is. 38:21), probablemente ántrax, que puede producir una septicemia. La aplicación de una masa de higos a la llaga fue el instrumento del que se sirvió Dios para obrar una extraordinaria curación. Job fue atacado por una úlcera maligna de la cabeza a los pies (Job 2:7). Los forúnculos ordinarios son habituales en las regiones cálidas de Oriente durante la época de las lluvias; son repulsivos y dolorosos, pero no ponen la vida en peligro.