Sarpullido

Las enfermedades cutáneas representan, sin duda, el grupo más numeroso entre las descritas en la Biblia. Eran muy visibles y muchas veces de aspecto repulsivo y por tanto no se necesitaban conocimientos anatómicos para reconocerlas. Entre ellas se menciona el sarpullido, que apareció como la sexta plaga que Dios mandó a Faraón. De Éx 9:9–11, que es la única mención bíblica específica de esta enfermedad, se deduce que provocaba una intensa picazón. Existieron, empero, otras enfermedades de la piel que aparecen mencionadas en el Antiguo Testamento (Reina Valera 1960): la erupción, el divieso, el empeine, la tiña (Lv 13:2, 18, 37, 39) y la sarna (Job 2:7), las cuales sin duda provocaban sarpullido y picazón.