Plaza

Heb. 7339 rejob, רְחֹב = «avenida, plaza», de 7337 rajab, רחב, «ser amplio, ancho»; gr. 58 agorá, ἀγοπά = «foro, plaza»; lat. platea = «calle ancha, plaza», del gr. plateía = «calle ancha».
La lengua heb. no dispone de vocablo propio para indicar lo que se entiende por plaza, ya que el término rejob equivale a «anchura» o lugar amplio, pues la plaza era prop. un ensanchamiento de la calle que en las ciudades antiguas se encontraba justo ante la muralla, detrás de una puerta de acceso a la ciudad; no se trataba de una gran área abierta como las que conocemos en la actualidad. Las ciudades estaban construidas en elevaciones, por motivos de defensa, y el espacio era restringido. Las calles eran estrechas y serpenteantes, de manera que la plaza no era otra cosa que la explanada de donde arrancaba la vía principal, a partir de las puertas de las murallas. La «puerta» era no solo el tránsito para entrar o salir de la ciudad, sino el lugar en que se llevaban a cabo las transacciones y se celebraban mercados (2 R. 7:1). Allí también se administraba justicia (cf. Rt. 4:2) y se sufrían los castigos públicos (cf. Jer. 20:2). Se pueden ver estas mismas características en la Jerusalén vieja actual, justo tras la Puerta de Damasco.
En los Evangelios, agorá es traducido por > «plaza» (Mt. 20:3; Mc. 12:38; Lc. 7:32), aunque los israelitas carecían de plazas prop. dichas. Se mencionan una variedad de circunstancias relacionadas con el lugar, como, p.e., la contratación de jornaleros (Mt. 20:3), la compra-venta de mercancías (Mc. 7:4), los juegos infantiles (Mt. 11:16; Lc. 7:32), intercambios de saludos (Mt. 23:7; Mr. 12:38; Lc. 11:43; 20:46), o la celebración de juicios (Hch. 16:19; 17:17). Véase ÁGORA, PUERTA.