Naboteos

Descendientes de → Nebaiot, hijo de Ismael (Gn 25:13), llamados también nabateos. No se les menciona en la Biblia con el patronímico, pero el libro de Abdías se hace referencia a ellos implícitamente. Se habla de Nebaiot (o Nabatea) como región o ciudad (Is 60:7).
Se trata de un verdadero reino arábigo con gente notable en la guerra, en el comercio y las construcciones. Comenzó a extenderse por el siglo VII a.C. y llegó a abarcar casi toda la Arabia de Petra, la península sinaítica y las fronteras del desierto de Arabia. Durante el siglo VI los naboteos llegaron hasta Edom y Moab y las conquistaron. Alcanzaron su apogeo entre los siglos II a.C. y II d.C. Fue en Edom donde los naboteos fundaron el reino de Arabia de Petra, y varios de sus reyes se reconocieron con el nombre de → Aretas (2 Co 11:32; cf. Abd 1). En 106 d.C. Roma hizo provincia suya a Nabatea y la llamó Arabia.

Foto de Gustav Jeeninga
Ruinas de un templo de la antigua civilización nabatea al sur de Palestina.
En los días de Cristo los naboteos se extendieron hasta el Mediterráneo, al sur de Gaza; por el norte subieron por Traconite y dominaron hasta Damasco en Siria.
La madre de Herodes el Grande fue nabatea. Aunque posiblemente Cristo nunca visitó a Nabatea, ejerció su ministerio en las fronteras de Perea y Decápolis cuando los nabateos estaban allí en pleno apogeo. Quizás fueran naboteos los árabes que se mencionan como presentes en Jerusalén el día de Pentecostés (Hch 2:11).
El rey Aretas IV (9 a.C.–40 d.C.) nombró a un gobernador (etnarca) para Damasco. Este fue el que tramó el arresto de Pablo y de quien el apóstol escapó según 2 Co 11:32ss. Una hija de Aretas IV fue mujer de → Herodes Antipas del que pronto se divorció.
Los naboteos permanecieron nómadas hasta el siglo III a.C., y señoreaban en la península sinaítica. Eran famosos como astutos mercaderes y lograron la supremacía en las transacciones comerciales de las rutas de caravanas que iban y venían de la India, China, Arabia y Siria. También fueron expertos constructores de presas, acueductos, cisternas, receptores cónicos de agua, etc., sobre todo en la ciudad rocosa de → Sela (o sea, Petra), su virtualmente impenetrable capital.