MITRA, Divinidad

Gr. Mithras, Μίθρας, del sánscrito Mitra o Mitras. Divinidad procedente del panteón iranio, donde era adorada como protectora de los contratos y de los juramentos, asociada al Sol. En el siglo I d.C. aparece su culto dentro de las fronteras del Imperio romano asociado a unas prácticas religiosas enmarcadas dentro de la nueva religiosidad que impera en ese momento. Mitra, junto con Isis o Cibeles, recibe un culto mistérico encaminado a proporcionar una experiencia personal y escatológica a los fieles iniciados en sus misterios. El primer testimonio fiable de que disponemos para reconocer la presencia del culto de Mitra dentro de las fronteras del Imperio, es el que aparece en la obra de un poeta romano, Estacio, titulada la Tebaida. Existen distintas opiniones sobre la fecha de composición, aunque los autores parecen inclinarse hacia el período comprendido entre 80–82 d.C. como el momento en que pudo aparecer el libro primero.
Los misterios de Mitra llegaron a tener tanto peso en el mundo grecorromano como el cristianismo. Al menos, parece que constituyó el culto de misterios que más terreno ganaba en el mundo occidental durante el siglo III, mientras la propaganda cristiana llegaba a su culminación. No tenían con qué vencer al cristianismo, pero no dejaban de ser para él un rival peligroso, y los Padres de la Iglesia así lo sintieron. Ellos mismos parecen haber encontrado en ciertos rasgos de estos misterios una afinidad con los sacramentos cristianos, que explicaban como una imitación diabólica, mediante la cual los demonios pretendían neutralizar el mensaje evangélico.
Los ritos del culto mitraísta nos son conocidos muy imperfectamente. Aunque se conserva mucho material arqueológico, gracias a que los templos de este dios se construían bajo tierra, no existe ni una sola descripción escrita de su rito central, ni la iconografía aporta tal información. Su rito más famoso es el el taurobolium, en el que el adepto, metido en una fosa, era bautizado con la sangre de un toro sacrificado para la ocasión.
Mitra era un poder mayor que el Sol y en las muchas escenas representadas sobre él, aparece en el acto de matar a un toro. Tocado con un gorro frigio, propio de las zonas más orientales del Imperio romano, apoya la rodilla izquierda sobre el lomo del animal para inmovilizarlo; con la mano izquierda le levanta la cabeza desde el morro, mientras lo mata con la mano derecha de una estocada en el cuello con una daga o espada. La capa de Mitra suele representarse de forma curva, como henchida por el viento; detrás de él, y en su interior, suelen dibujarse siete estrellas, los siete planetas que se conocían en la antigüedad. La escena suele completarse con un escorpión que ataca los testículos del toro, aunque a veces se representan otras figuras: una serpiente, un perro, un cuervo, un león y una copa. El extremo del rabo del toro toma la forma de una espiga de cereal. El toro representa la era cósmica de Taurus, inmediatamente anterior a aquella en que nació el mitraísmo, y cuyo final queda simbolizado en la muerte del animal. Véase MISTERIO.