MARDUK

Heb. 4781 Merodakh, מְרֹדַךְ; Sept. Mairodakh, Μαιρωδάχ; Vulg. Merodach. Divinidad principal de los babilonios, agraria en su origen, dios del sol y de la vegetación que renace, y más tarde protectora de las ciudades de Babilonia. Marduk se convirtió en un dios tan importante que terminó por ser conocido simplemente como > Baal, «señor», con una diosa consorte, Zarpanitu, o Beltiya, «señora», cuyos orígenes son oscuros. El palacio de Marduk en la tierra era el Esagil, la «residencia de techumbre elevada», situada al sur del Etemenanki. Según la babilónica Epopeya de la creación, Marduk aparece como hijo de Bel o Enlil, y salvó a los dioses luchando contra el caos, representado en forma del monstruo > Tiamat. Tras su victoria, Marduk organizó definitivamente el cosmos, asignándole a cada dios un lugar concreto y creando a continuación a aquellos cuya función era la de proporcionar mediante su trabajo el diario sustento de los dioses, es decir, los hombres. Tras la creación de Babilonia, los dioses reconocieron unánimemente la soberanía absoluta de Marduk sobre todo el panteón; a continuación, enumeraron cincuenta nombres que reflejaban los atributos del nuevo dios supremo.
Con el triunfo de Asiria, la máxima dignidad fue traspasada al dios de los vencedores, > Assur. Nabónido (555–539 a.C.), el último rey de la dinastía caldea, se consagró al culto del dios Sin, sin negar la preeminencia de Marduk, del cual su madre era devota. Rescatando una costumbre muy arcaica, instaló a su hija como sacerdotisa de Sin en la ciudad de Ur. Los persas Ciro y Cambises fueron respetuosos con Marduk, hasta el punto que Ciro el Grande se presentó como su enviado. Jerjes, en cambio, saqueó su templo.