QUESO

Heb 2757 2461 jaritsé hejalab, חֲרִיצֵי הֶחָלָב, lit. «rodaja o rebanada de leche, queso» (1 Sam. 17:18); Sept. tryphalides tu gálaktos, τρυφαλίδες τοῦ γάλακτος; Vulg. formellam casei; 8194 shephoth, שְׁפוֹת, «queso» exprimido del suero (2 Sam. 17:29); Sept. saphoth, σαφώθ; Vulg. pingues; 1385 gebinah, גְּבִינָה, «leche cuajada» (Job 10:10); Sept. tyrós, τυρός; Vulg. caseus.
A pesar de haber sido un pueblo de pastores en sus orígenes, es difícil determinar hasta dónde los mencionados términos hebreos corresponden a nuestra noción de queso, ya que simplemente expresan el grado de cuajación de la leche. No se sabe nada de su elaboración y, según las costumbres actuales de los árabes beduinos, pareciera que el queso no figurase entre los productos alimenticios comunes; su lugar era ocupado por la > mantequilla. Los antiguos usaban mantequilla o queso, pero no ambos; los griegos solo tenían una palabra para ambos productos: bútyron, βούτυρον, compuesta por bus, βοῦς y tyrós, τυρός. Los romanos consumían queso exclusivamente, mientras que las tribus nómadas preferían la mantequilla. El queso oriental es pequeño y demasiado salado, no hecho para ser conservado, por lo que gral. se come fresco. Su forma es parecida a una rebanada del grosor de la mano de un hombre. Así se encuentra en los mercados.
Un valle de Jerusalén recibía el nombre de Tiropeón o «valle de los queseros» (Josefo, pháranx ton tyropoiôn, φάραγξ τῶν τυροποιῶν, Guerras 5, 4, 1), prob. por ser su lugar de trabajo y residencia. A los judíos no les estaba permitido comer queso de fuera por miedo a proceder de leche de animales ofrecidos en sacrificio a ídolos. Véase TIROPEÓN.