NOÉ, Preceptos de

Heb. shebá matsoth bené Nóaj, שְׁבַע מָצוֹת בְנֵי נֹחַ, «los siete mandamientos de los hijos de Noé», nombre dado a los siete preceptos que, según mantienen los rabinos, Dios entregó a los hijos de Noé, relacionados con los derechos naturales el hombre y de los animales, cuya sola observancia es suficiente para obtener la salvación (Talmud, Sanedrin, 59a). Son los siguientes:
1. De Judiciis. Obediencia debida a los jueces, magistrados y príncipes.
2. De cultu extraneo. Rechazo de la idolatría, la superstición y el sacrilegio.
3. De maledictione nominis sanctissimi. Prohibición de maldecir el nombre de Dios, la blasfemia y el perjurio.
4. De revelatione turpitudinum. Prohibición de la copulación incestuosa, como la sodomía, bestialidad, etc.
5. De sanguinis effusione. Prohibición del derramamiento de sangre, muerte, heridas o mutilación,
6. De rapina. Prohibición del robo, fraude y mentira.
7. De membro animalis viventis. Prohibición de comer parte de los animales todavía vivos, según la práctica de algunos paganos.
A lo que los rabinos añadieron los siguientes preceptos:
1. Prohibido extraer la sangre de los animales para bebérsela.
2. Prohibido mutilar animales.
3. Prohibido ejercer la magia y encantamientos.
4. Prohibido hacer copular a animales de especie diferente, e injertos de árboles de diferente familia.
Los hebreos no permitían la residencia de ningún extranjero en su país a menos que admitiera regular su vida por los preceptos de Noé. Los extranjeros que los aceptaban y se sometían a ellos, eran llamados «prosélitos de la puerta» (goy shaar, גוֹי שָׁעַר), en oposición a los «prosélitos de justicia» (goy tsedeq, גוֹי צֶדֶק), más avanzados, que pasaban a formar parte de la comunidad hebrea mediante la solemne ceremonia de la circunsión (melah, מֵילָה), el bautismo (tebilah, טְבִילָה), y el sacrificio (qorbán, קֹרְבָן). Véase ANIMALES, PROSÉLITO.